Seis consejos para lograr un balance perfecto
entre vida y trabajo
¡Ah! El esquivo balance entre la vida personal y el trabajo.
Muchos lo ansían, a pesar de todo solo pocos lo consiguen. Estamos a menudo
devanando nuestros sesos, mezclando nuestras labores diarias con pensamientos
esperanzadores (o no), sobre lo poco o mucho que nos hace falta para acabar de
pagar la hipoteca, la especialización o el apartamento. En años recientes,
hemos empezado a admitir que esta estrategia no ha funcionado en la mayoría de
nosotros y a lo mejor seguimos en la búsqueda del balance entre proyectos
personales y trabajo.
Levante la mano el primero en admitir que no siempre ha
tenido el trabajo que desea…Bueno, yo tomo la iniciativa: en el pasado no
siempre he tenido el mejor balance entre trabajo y estilo de vida; trayectos de
más de dos horas para llegar al trabajo, transporte público atestado y sin
contar que madrugar demasiado no es mi fuerte; son algunas de las razones para
que –aunque disfrutaba
mi trabajo– considerara desesperadamente la
posibilidad de dejarlo. El hecho de sentir que la vida se te va en un bus de la
casa al trabajo y viceversa, se iba convirtiendo en una bola de nieve emocional
que empezaba a desmotivar mi desempeño profesional, ¿la solución? Mentalizarme
y luchar por un cambio rotundo en mi estilo de vida; trabajar a gusto y tener
tiempo para mí cada día. No detallaré la gran mejora que experimenté, pero les
aseguro que ha sido un gran salto adelante, un incentivo más para aportarle
cada día a esta entidad que me acogió.
Martin
Bjergegaard, un emprendedor escandinavo experto en procesos de
auto-mejoramiento y la importancia entre trabajo y estilo de vida, ha
desarrollado algunos consejos útiles para alcanzar el equilibrio en el mundo
moderno, lleno de ansias por la riqueza material, sin detenernos a pensar en lo
que nos aporta desde el ámbito personal, el empleo que tenemos. Bjergegaard
dice que no es difícil lograr este balance si aplicamos con juicio estos seis
consejos:
1) Escoja una misión que le motive
No
importa si la labor que hace no se ajusta perfectamente a sus intereses, no se
concentre en el problema sino en la solución; esta consiste en imprimirle su
toque personal a lo que hace, haciendo aquello que no le gusta, de la manera
que sí lo pueda apasionar. Ejemplo: Si su labor asignada es entregar informes
de gestión pero lo que le apasiona es el diseño gráfico, fájese a la hora de
crear las diapositivas que apoyarán su exposición.
Otra
gran ayuda para conseguir motivación es meterse en la cabeza que ser
funcionario público es la forma, en la vida real, de ser un héroe, ya que se
tiene capacidad para ayudar a cientos de personas.
Nunca
lograremos un balance perfecto entre vida y trabajo cuando nos sentimos
frustrados, desmotivados con nuestro empleo, sintiendo que lo que hacemos es
una pérdida de tiempo. Cuando llegamos a casa nos damos cuenta que nos falta
energía por el desgaste de una jornada aburrida. Cuando realmente se disfruta
el trabajo realizamos nuestras labores con entusiasmo.
No olvide: una
de las formas más duraderas de conseguir la felicidad es cuando consideramos
que nuestra labor es realmente útil para otros.
2) Defienda sus intereses personales
A
menudo caemos en la trampa de tratar de complacer a todo el que esté a nuestro
alrededor. Esto es contraproducente ya que termina drenando nuestra energía,
succionada desde múltiples lugares por aquellos que quieren que actuemos como
ellos desearían. No hay cosa más desgastante y nociva que abandonar nuestras
propias actitudes e intereses por complacer a otros. Defender aquello que nos
hace ser nosotros mismos, es una obligación como personas y profesionales.
Por qué: porque lo
único que garantiza nuestro buen desempeño y reconocimiento laboral es poder
aportar nuestro toque personal a lo que hacemos.
3) Optimice su flujo de trabajo
Se
suelen contar la cantidad de horas que pasamos en el sitio de trabajo, creyendo
que mientras más horas pasemos en él, más exitosos seremos. Sin embargo, los
expertos en gerencia han descubierto una tendencia que refuta esta perspectiva
de éxito basada en horas de trabajo. Cuando alcanzamos el estado denominado “FLUIR”,
podemos ser 10 veces más eficientes que cuando estamos distraídamente
rompiéndonos el lomo por más de ocho horas al día.
¿Qué es el estado de Fluir?
Fluir,
según la neurociencia, es el estado en el que estamos completamente inmersos en
una acción, realizada sin pensar en nada más que en aquello que hacemos. El
tiempo y el espacio dejan de existir, esta sensación es mucho más recurrente
cuando realizamos algún deporte o labor manual que disfrutamos. Si nos pasa en
el trabajo, a menudo quedamos con la sensación de haber hecho muchas cosas
fácilmente y en poco tiempo. Las acciones que más disfrutamos son las que nos
llevan a menudo a alcanzar este estado de gracia (cerebro-motriz).
4) Haga un orden del día
Habitualmente
quienes queremos tener claro para nuestras tareas presentes y futuras, solemos
hacer largas listas. Tal inventario de actividades es bueno para liberarnos del
esfuerzo de tener que recordarlo todo, o la zozobra de pasar por alto alguna de
nuestros tareas, pero no es una buena idea ver cada día aquella extensa enumeración.
Lo mejor es hacer una diaria, que tenga tres o cuatro puntos para
desarrollar en el día.
Aún mejor: se puede
tener una agenda donde consignemos todas las tareas de mediano y largo plazo,
las asignadas y aquellas que son ideas propias. Cada lunes se puede consultar
esta gran lista para hacerse una idea de cuáles de esas tareas, se pueden
desarrollar o adelantar en el transcurso de la semana.
5) Emociones negativas y correo institucional, vaya
combinación explosiva
Largos
y emocionales correos electrónico, una pérdida total de tiempo. El correo
institucional es para comunicarse de manera asertiva y dejar prueba escrita de
nuestras gestiones diarias. Si por ejemplo, algún día le envían uno, en
especial el jefe, nunca haga clic en ‘Responder’ para contraatacar. En lugar de
ello llame a la persona e invítela a que, ojalá tomando un café, discutan el
tema en cuestión. El correo es una pésima herramienta para dirimir altercados.
Debido al estrés diario, las personas pueden fallar a la hora de ejercer
autocontrol y de vez en cuando simplemente explotan. Un correo electrónico
ofrece una manera de sacar lo malo, esperando evadir la reacción adversa de la
otra parte, pero sucede todo lo contrario. Racionalizar nuestras emociones es
otro gran punto a desarrollar, sobre todo cuando de ellas depende nuestra
percepción de profesionalismo.
Antes de disparar, recuerda: la comunicación escrita tiene una característica
especial, siempre le otorgamos el tono y la intención emotiva que queramos,
dependiendo del grado de gentileza que tengamos con el remitente.
6) Mantenga su espacio de trabajo cuan limpio como le
resulte cómodo
Y
decimos “cuan limpio como le resulte cómodo”, porque no todo el mundo disfruta
de un ambiente demasiado ordenado. Los más ordenados buscan tener sus
pensamientos claros, mientras que los que prefieren un poco de licencia en el
orden tienden a ser más creativos. Entre gustos no hay disgustos. Lo que sí se
recomienda es deshacernos de todo aquello que nos genere
contaminación visual y estrés innecesario en nuestro puesto de trabajo.
Clave: archive todos los documentos que no necesita y ponga el papel sobrante en el lugar del reciclaje.
Por: Cristian David Pineda Reyes
Coordinación de
Desarrollo Integral, Gerencia de Talento Humano.
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