¿Cómo negociar con personas con más poder que tú?
La entrenadora en ventas para la empresa Microsoft, Hollie Miller, compartió siete consejos a tener en cuenta cuando nos sentamos frente quien ostenta el poder y evalúa con recelo nuestra propuesta. Persuadir a alguien con poder llega a ser una experiencia retadora, pero poniendo en práctica las siguientes estrategias estaremos abonando el camino para lograrlo.
El lugar de trabajo puede ser un
medio intimidante en el cual desenvolverse, especialmente cuando se tiene la
tarea de negociar con personas de mayor poder que tú. Para ser francos, negociar
con ellos es una tarea difícil aunque no imposible. Para volverlo cada vez más
real, es necesario adoptar un lenguaje y una actitud convincente y sagaz.
1) Prepara
lo que vas a decir
¿Sobreactuarse a la hora de
preparar tu estrategia? No hay tal proceso durante una negociación, toda la
información que se tenga a disposición es realmente valiosa para lograr lo que
se quiere. Identifica los gustos e intereses de la persona con la que estarás
negociando y relaciónalos con la idea o producto que intentas vender. El
conocimiento amplio del tema te hará ver como una persona confiable y segura,
al tiempo que haces sentir bien al otro dejando claro que conoces sus gustos.
2) Anticípate a lo que la otra persona quiere de ti
Los preparativos de la
negociación deben girar en torno a pensar sobre lo que la otra persona quiere.
Predecir el argumento de la contraparte te dará la materia prima necesaria para
contrarrestarlos y respaldar tu idea, a través de argumentos que den a entender
que la idea que promueves traerá beneficios para esta persona. Por ejemplo, si
lo que buscas es convencer a tu jefe de que se necesita dinero para realizar
una reunión mensual con las personas del equipo, puedes presentar casos de
otras empresas en donde esta acción haya mejorado la motivación y productividad
de los empleados.
3) Mantén
la calma
Es normal sentir ansiedad y
nervios al pensar en una negociación con quien tiene más poder que nosotros. De
su decisión dependerá en alguna medida nuestro futuro, sin embargo este hecho
no es tan importante como el de reconocer con el corazón que gracias a tu
gestión y determinación te has ganado el derecho a conversar con él.
La solución está en ser optimistas
e imaginarnos una conversación amena en la que obtengamos lo que necesitamos. Irradiar esa confianza y
convencernos de que todo estará bien, se logra anclando en nuestra mente cuando
somos capaces de contarle a los demás aquello que vamos a llevar a cabo y cuán
entusiasmados estamos. Haz ejercicios de respiración y enfoca tu mente en el
efecto que quieres lograr durante la negociación. Piensa que tu esfuerzo no
solo te beneficiará a ti, sino que se convertirá en el ejemplo a seguir para
otros.
4) Piensa positivo y aspira a cosas grandes
Error al pensar que el verdadero
desafío es negociar con otra persona con
más poder que nosotros, el éxito estará en tener el control de nuestra mente para hacer y
decir aquellas cosas que son clave para convencer, para ello es clave entender
y creer que tú y el caso que expones es de valor para quien te escucha. En
esencia, enfocar toda nuestra energía en la consecución de lo que nos
proponemos, es reconocer que la idea es valiosa para mí y para la contraparte.
5) Escucha atentamente
Una señal concreta para darle a
entender a tu contraparte que le estás escuchando atentamente es retomar frases
completas que ha mencionado durante la negociación. Ten siempre presente que la
persona con la que hablas puede estar requiriendo mucho menos de lo que tú
predijiste, con una escucha activa puedes moldear tu discurso según lo que
vayas evidenciando. Haz las preguntas adecuadas, sobre todo preguntas abiertas
en donde la contraparte no solo responda sí, no, o tal vez, sino que se vea obligada
a expresarse. Así reunirás aún más información.
6) No
tengas miedo de pedir lo que quieres
Entra a la negociación teniendo
clarísimo lo que quieres, sin importar lo que vayas evidenciando en ella.
Moldea tus argumentos a la meta que quieres alcanzar, no formes tu meta en
relación a los argumentos de la figura de poder. Cuando defiendes una idea
clara con asertividad, estás comunicando determinación y seriedad, por el
contrario, cuando dejas ver dudas en lo que expones, tu discurso va perdiendo
efectividad.
7) Saber hacer la retirada
Si tienes éxito en la
negociación, cierra el trato con un apretón de manos y una sonrisa, posteriormente
enumera los compromisos a los que han llegado las partes y los plazos para
materializarlos.
Por otro lado, recuerda que
siempre tienes la opción de retirarte si ves que después de exponer tus mejores
argumentos, la negociación no va a ningún lado. Si esto es lo que está pasando
y tú sigues insistiendo, solo lograrás proyectar desesperación, restándole
seriedad a tu actuar. Cuando expones tus argumentos y das lo mejor de ti, pero
tu contraparte aún se muestra contraria a tus intereses, lo mejor es apretarle
la mano y retirarte dando las gracias por el tiempo. La insistencia gratuita no
suma, por el contrario, resta puntos.
Coordinación de Desarrollo Integral, Gerencia de Talento Humano.
Empatía: primera herramienta del éxito
Quien busca abrirse camino en la
vida, ya sea en el ámbito laboral o personal, debe tener en cuenta la calidad
de las relaciones que entabla. Cultivar la empatía no es más que la habilidad
de ponerse en el lugar de otras personas y así desarrollar relaciones joviales
y confiables.
Esta habilidad humana de
conectarnos a profundidad con las necesidades y perspectiva de las personas con
las que tratamos a diario, está directamente relacionada con el grado de éxito
económico y aceptación social que buscamos, pues en muchas ocasiones una
decisión que nos beneficia dependerá de lo bien que le caigamos a quien toma
dicha decisión.
¿Por qué conectar con otros?
Se puede establecer en gran
medida que la felicidad y la sensación de realización humanas se desprenden fundamentalmente
de cuán aceptados y útiles nos sintamos, todo esto a nivel social. La forma de
censura social de un grupo hacia el
comportamiento de un individuo es la desconexión; hacerlo sentir invisible y
por ende prescindible, el efecto psicológico de quien es censurado socialmente
es el estrés. Está demostrado científicamente que los individuos discriminados
o en estado de aislamiento social viven menos (con alta incidencia de
enfermedades neurodegenerativas), que quienes mantiene lazos sociales fuertes.
Tal vez de nuestra empatía dependa una vida larga, la nuestra y la de aquellos
que nos rodean.
Hacer rentable la empatía
Esta es una herramienta
psicológica que nos permite derribar los muros de desconfianza y aprehensión de
las personas, lo cual se convierte en el primer obstáculo con el que nos
topamos a la hora de iniciar cualquier propósito. Una persona de éxito entiende
que siempre está vendiendo, ya sea un producto o una idea, para hacerlo debe
influenciar a otros.
Pero, ¿cómo? Haciéndoles entender
a través del tono de su voz, las palabras que le dice y los movimientos de su
cuerpo que no hay nada por qué temer. Empatía es un elocuente mensaje no verbal
de “yo entiendo lo que necesitas y sientes, y aquí estoy para ayudarte”. El
poder ponerse en los zapatos del otro
nos da herramientas para identificar las necesidades de otras personas, lo que
en el mercado se llama demanda, la persona que identifica esta demanda puede
responder con una oferta que la satisfaga. Una mente empática tiene el
potencial de ver oportunidades de negocio por todas partes.
Comunicación no verbal: el 90 por
ciento de lo que comunicamos a otros es lenguaje no verbal y entra de forma
inconsciente a nuestros cerebros, afectando las decisiones que tomamos sobre
las personas. Solo el 10 por ciento de la comunicación es lenguaje verbal
(hablado o escrito). Con el lenguaje verbal podemos mentir, pero difícilmente
lo podemos hacer con nuestros gestos.
Antipatía
Es lo contrario a empatía. Es la
postura emocional y físicamente visible de un individuo que, consciente o
inconscientemente, se niega a congeniar con otro, es la ruptura de la
comunicación y del entendimiento entre humanos.
Infortunadamente, el contexto
socioeconómico de desigualdad en el que vivimos es caldo de cultivo para la
aparición de una amplia gama de crímenes, situación que nos puede llevar a
optar por la antipatía o apatía ante quienes nos rodean, como una forma de protección
preventiva por una posible agresión de desconocidos.
Estudios del área de Comunicación
e Influencia Social, de la Cornell University de Nueva York, han encontrado una
relación directa del grado de empatía/antipatía que surge entre los miembros de
un grupo poblacional y la sensación de seguridad/inseguridad general que
percibían a través de medios de comunicación y anécdotas de terceros.
¿Cómo hacer entonces para
comunicar la confiabilidad que una persona necesita ver en nosotros para que
esté abierta a escuchar y entender aquello que queremos decirle? Aquí les
compartimos siete técnicas del experto en comunicación humana Reginal Adkins,
para lograr una comunicación empática y efectiva.
1) Saludar
Con una sonrisa genuina y un tono
de voz acompasado es una excelente señal de que psicológicamente empezamos el
día preparados para la interacción social. Mientras que un saludo desdeñoso
está enviando el mensaje contrario, una negativa no verbal a establecer un
contacto afable con quienes tenemos a nuestro alrededor.
2) Establecer contacto visual con nuestro interlocutor
La unidad mínima de conexión con
otras personas se construye mirándolas a los ojos regularmente para reafirmar
lo que se dice, transmitirles confianza, al tiempo que se les reconoce su
presencia en el espacio y ayuda a que mantengan su atención puesta en lo que
estás diciendo.
Recomendación: La atención
dividida que ocasionan los dispositivos móviles nos pueden poner en aprietos a
la hora de escuchar al otro. Esto se puede interpretar como una señal de “lo
que dices es menos importante que lo que estoy viendo ahora en mi celular”. Es
un error si deseas comunicarte empáticamente, ya que la información de tu
aparato está disponible para cuando la quieras ver, mientras que lo que otra
persona te dice normalmente no se volverá a repetir.
3) Girar el cuerpo hacia tu interlocutor
Apuntar con tu cuerpo hacia la
audiencia, sugiere que estás proponiendo un nivel más alto de confianza y
atención. Esta postura le indica inconscientemente a las otras personas que no
se tiene nada que ocultar, es una manera no verbal de demostrar naturalidad y
apertura.
4) La postura habla de tu estado de ánimo
Procura siempre conservar una
postura erguida con hombros proyectados hacia atrás y la barbilla en alto.
Naturalmente el encogimiento de extremidades y el tratar de ocupar poco volumen
en el espacio, es una señal no verbal de sumisión, decaimiento, tristeza o baja
motivación. Tener una postura correcta proyecta que estás en óptimas
condiciones para interactuar con ellos.
5) Evita el lenguaje que minimice o trivialice el tema del que alguien te habla
Mucho menos comparar en términos de
superioridad tu trabajo con el de otra persona. No importa con cuánta cortesía
se diga, el efecto siempre será el mismo, rechazo.
6) Entender al otro más allá de sus palabras
Lo que decimos con nuestras palabras algunas
veces tiene que ver poco con nuestras verdaderas emociones (con la comunicación
a través del chat la incidencia de este hecho puede ser mayor). Aprender a
analizar el comportamiento de las personas puede ser de gran ayuda,
anticipándose a su reacción y responder así, de manera asertiva. Por ejemplo,
al pedirle un favor a alguien, tal vez te responda con una frase como “ahora me
resulta imposible ayudarte, ven después”, lo cual se puede contrarrestar con un
“discúlpame, sé qué estás un poco ocupado, ¿te puedo colaborar en algo?”. Quizá
por esta demostración de solidaridad la persona resulte atendiéndote antes de
lo acordado.
7) Demuestra con tu cuerpo que estás prestando atención
7) Demuestra con tu cuerpo que estás prestando atención
Si deseas que te escuchen, la
acción correcta es ser recíproco. La mejor forma de demostrar interés sobre lo
que otros nos dicen es asentir con la cabeza, mirar a los ojos e imitar los
gestos del rostro de quien nos habla. Por último, hacer preguntas puntuales del
tipo “¿qué es lo que quieres decir (...)?” y volver a plantear una frase donde
demuestres que te ha quedado claro el punto de tu interlocutor.
Esperamos que puedan poner en
práctica estas técnicas con el objetivo de lograr hacer mucho más fluidas,
asertivas y rentables las relaciones sociales en todo ámbito de la vida. Lea
próximamente ‘Cómo negociar con gente que tiene más poder que tú’.
Coordinación de Desarrollo Integral, Gerencia de Talento Humano.
Siete frases que un jefe JAMÁS debería decir
Para ser el jefe no solo se
necesita una corbata y un despacho. En las grandes corporaciones del mundo,
esta posición está reservada para aquellas personas con una mente fuerte y un
corazón noble con los cuales coordinar a otros y más importante aún, inspirarlos
y motivarlos. Ser líder está en la mente y en el corazón, por ende invitamos a
todas las personas a que adopten el liderazgo como un código de honor en sus
vidas.
Una de las cualidades
profesionales más apetecidas en el mercado laboral es el liderazgo, un
verdadero líder logra apaciguar sus impulsos y los convierte en actitudes
prolíficas a la hora de tomar decisiones de gran impacto para su grupo de
trabajo, cuidándose de pronunciar las siguientes frases:
“Yo
soy el jefe”
"Al anunciar este
hecho, lo invalidas”, dice Darlene Price, presidenta de la agencia de
comunicación estratégica y corporativa Well Said Inc. (Bien Dicho S.A.), y autora del libro
¡Bien dicho! Presentaciones y conversaciones que dan resultados. “Como exprimera ministra de Reino Unido,
Margaret Thatcher alguna vez dijo: ‘el poder es como ser una dama. Si tienes
que decirles a las personas que lo eres, entonces no lo eres’”.
El reconocimiento como jefe
no es un hecho fáctico, algo que se proclama arbitrariamente aprovechando que
nadie lo pondrá en duda con el fin de cuidar su puesto. Cuando se usa el rango
para proclamar superioridad sobre otros, como un “aquí las cosas se hacen como
yo diga”, o un “ustedes no van al mismo ritmo de trabajo que yo”, se está
pisoteando la oportunidad de liderar a un equipo. Son las primeras palabras de
un pequeño tirano de oficina que destruye la moral de su equipo y hace que éste
lo odie y desprecie soterradamente.
Lo que un verdadero jefe
hace es preguntarse: ¿Qué puedo hacer para que mi equipo trabaje más a gusto?
¿Cómo puedo demostrarles que no solo soy quien da las órdenes sino también,
alguien que ayuda a que todo salga bien? Recuerde que siempre que se desestime
la idea de alguien primero se le debe permitir defender su punto, exponiendo
los pro y contra. Por ningún motivo las ideas del jefe deben tener especial
ponderación por el simple hecho de que procedan de él, sino por el ingenio de
las mismas.
“Arréglelo,
no es mi culpa…”
Los verdaderos líderes se
responsabilizan de las acciones propias y las de su equipo de trabajo. Ellos no
buscan culpables, mejor se preguntan: “¿Cómo podemos solucionarlo?” o “¿cuáles
son las medidas que debemos tomar para que no se repita este error?”. Un líder
le vende confianza a su equipo, ofreciéndose como un protector que en vez de
crucificar a quien falla, lo ayuda a encontrar en el error, aquellas ideas de
valor que lo hacen crecer como profesional.
“Lo
haré yo mismo”
El liderazgo no es un acto
solitario, explica Price. Sin duda es un desacierto, como líder, venderse como
un patrón de conducta, dejando la idea latente de que la única labor bien hecha
es la que adelanta el jefe. Dice Price que la meta es poner a las personas
correctas en los lugares correctos, dándoles espacio para reforzar la confianza
en sí mismos y fomentando relaciones de confianza para convertirse en un jefe
que asesora en la toma de decisiones, mas no que ordena.
“Sobra
decirlo, ya lo sé”
La forma más fácil de
eliminar la excesiva confianza de los miembros de un equipo es tener a un jefe
que presume de su omnisciencia, de su capacidad para pensar en todo y anticipar
cualquier pensamiento. Estos “no-jefes” ven cada intercambio de ideas como la
oportunidad para restregarle a la otra persona “su falta de originalidad”, en
otras palabras, su deporte favorito es hacer sentir estúpidos a los demás
alimentando su ego, que falsamente les hace creer que lo saben todo, mientras
que en realidad lo que hacen es robar las ideas de otros, usando su rango para
neutralizar a los autores de estas ideas con un: “Sobra decirlo, ya lo sé”.
Un líder nato siempre se
tragará su ego y elogiará las ideas de las personas con las que trabaja,
incluso cuando él mismo ya se las ha planteado privadamente. Esto hará que los
empleados se sientan valiosos e inteligentes y por ende trabajen con mayor
entusiasmo.
“El
fracaso no es un opción aquí”
El error es diferente del
fracaso; fracaso es dejar de intentar por miedo al error, el error es solo un
proceso obligado, el resultado de la
corrección de dicho error es el refinamiento de determinada acción y la acción
refinada lleva al éxito. Un verdadero líder convierte la anterior frase en un
credo dentro de los miembros de su equipo.
Es por eso que Thomas J.
Watson, fundador de IBM, dijo que “el camino para tener éxito es duplicar tu
tasa de fracaso”. O como dice Arianna Huffington, cofundadora del Huffington
Post: “El fracaso no es el opuesto del éxito; es parte del éxito”.
“Así
no es como lo hacemos aquí”
Un líder debe ser en esencia
un innovador, alguien que valora a los creativos y fomenta un pensamiento
crítico y recursivo, que siempre está buscando mejores formas de llevar a cabo
una acción.
Steve Jobs una vez dijo que
tener un carácter de innovación distingue al líder de un seguidor. Es por esta
razón que un guía no se queda con nostalgias del pasado, restringiendo la
mejora constante, un verdadero líder valora y premia a aquellos que con su
flexibilidad y astucia resuelven problemas de forma ingeniosa.
Incluso si la cabeza del
grupo no está de acuerdo con la idea de alguien, puede decir: “Wow, esa es una
idea interesante. ¿Cómo funcionaría eso?” o “tu idea es muy interesante. ¿Qué
tal si discutimos los puntos a favor y en contra?”
“Aquí
se vino fue a trabajar no a charlar”
No faltará el “no-jefe”
iracundo que verá las relaciones afables y fluidas entre los miembros de su
equipo como una amenaza a la productividad. Nada más falso. Todo en su justa
medida, incluso las relaciones interpersonales mezcladas con el trabajo son garantía
de éxito. Por orden alfabético, tal cual aparece en el diccionario, asimismo es
en la vida laboral: relaciones antes que resultados.
Esto se debe a que
generalmente un ambiente laboral de discordia, enemistad y desconfianza, da pie
a malos resultados, poca innovación y desmotivación. Cuando esto pasa tenemos a
un líder desentendido de la importancia de fomentar un buen intercambio de
comunicación con su equipo. Es claro que
los buenos resultados se construyen a través de la interacción con los miembros
del equipo, con proveedores, socios estratégicos, entre otros.
“Agradezca
que le doy trabajo”
Esta declaración destruye el
impulso y asesina la moral. Implica el dejar claro que la persona no está ahí
por sus capacidades intelectuales sino por una suerte de piedad, que en
cualquier momento se puede acabar. Depende también del empleado entrar en estas
lógicas de explotador-explotado, contrarrestándolas con trabajo decidido y
proactividad.
Un líder de verdad reconocerá
el valor que sus miembros tienen para el equipo, mostrándose agradecido con
palabras y acciones que les motiven e impulsen a aprender y mejorar cada día
más.
Un líder de verdad usa
deliberadamente las palabras como semillas. Siembra sus consejos en las
personas para cosechar profesionales comprometidos con la excelencia.
Nota: nuevamente agradecemos a todas las personas que semana a semana nos
leen y nos han propuesto temas para mejorar el clima laboral de
nuestra entidad. La próxima semana estaremos hablando sobre empatía y buena
comunicación en el trabajo. No se lo pierdan.
Fuente: CNN en
español online. Consulte aquí
la versión original.
Dar consejos laborales sin ganarse el desprecio de sus compañeros
¿Lo miran mal cuando da una opinión?, ¿las personas que trabajan con usted no son muy abiertas?, ¿advierten de no necesitar ayuda alguna?
En algún momento, cualquier trabajador precisa de retroalimentación sobre la labor que adelanta. Esta puede ser parte de la evaluación del desempeño que maneja toda organización o simplemente un ejercicio cotidiano de compañerismo y camaradería. Si tiene confianza con el equipo de trabajo al cual pertenece, tenga en cuenta que la clave está en dar consejos de la mejor manera evitando malos entendidos.
No se necesita hacer una gran encuesta para darse cuenta que uno como empleado, anhela que las instrucciones o comentarios para mejorar la labor, se comuniquen de forma cortés, motivante y útil para construir cada día mejores habilidades en el lugar de trabajo.
Generar una buena retroalimentación (feedback) y promover el buen consejo, es una habilidad muy útil en cualquier faceta. Como padres, amigos, cónyuges o encargados de algún grupo de trabajo. Sin más preámbulos, tenga en cuenta estos seis excelentes pasos para mejorar esta habilidad.
1 1. Siempre pregunte si es el momento adecuado.
En ocasiones hay que buscar el momento adecuado e incluso informarle a la persona a quien se le va a preguntar por el avance de su trabajo, esto le permitirá preparar sus respuestas y reflexionar sobre las acciones que ha realizado. Una inesperada solicitud de cuentas puede sonar más a reclamo y no como la necesidad profesional de enterarse de determinadas labores que adelanta un miembro del equipo. Una simple pregunta como: “¿cuándo estarías preparado(a) para ponerme al tanto del proyecto?”, podría ser un muy buen comienzo.
2. Escuchar primero, preguntar después.
Cuando se entabla una conversación, primero se recomienda agradecer por atender al llamado, luego se le solicita al encargado de la tarea que comparta su punto de vista sobre cómo va el proceso. Preguntar sobre los obstáculos presentados permite que la otra persona se sienta escuchada y el encuentro no se anticipe a una confrontación. De esta manera el líder o directivo que escucha, irá tomando nota de cada uno de los puntos desarrollados, antes de expresar sus preocupaciones.
3. Cause un efecto alentador.
Una retroalimentación efectiva ayudará a aumentar la moral y determinación de los miembros de un equipo, pero a menudo, directivos y empleados temen dar y recibir consejos, puesto que todo el proceso puede llegar a ser bastante tenso. Es de extrema importancia, primero, resaltar los aciertos y demostrar gratitud por la labor que adelanta la persona encargada de la tarea en cuestión.
4. El ‘regaño’ y la estrategia del sándwich.
Culturalmente tomamos cualquier comentario crítico sobre nuestra labor como un regaño, por ende, está la importancia de tener mucho tacto al sugerir correcciones en el desarrollo de una tarea. Un truco que no falla es hacer un sándwich con la sugerencia crítica en medio de dos elogios, es decir, empezar elogiando la labor, criticar después y finalmente resaltar otro aspecto positivo.
5. Ir al punto, no a la persona.
En algún punto se le tendrá que indicar al miembro del equipo en qué ha fallado, puede tratarse de algún error relacionado con el trabajo o el incumplimiento de plazos. Pero de ningún modo, el tema puede ser sobre la persona. Para señalar las cosas por mejorar sin que se hiera a la persona se sugiere:
• Tener a mano aquello que salió mal, para no solo mencionarlo sino mostrárselo a la persona. En el caso de quién recibe la crítica, esta persona debe mostrarse interesada y asentir con la cabeza mientras mira y escucha a quien hace las correcciones. Esto con el objetivo de establecer una relación de empatía.
• Haga una pausa para dar espacio a la explicación que debe dar el miembro del equipo sobre lo que pasó.
• Por ningún motivo se refiera con imponencia a lo que debe cambiarse, evite los imperativos cortantes como “cambie esto” ó “necesito que se replantee esta parte”.
• Enfóquese en la acción a mejorar, no en el error de la persona, lo cual resulta desmotivante y a la larga, termina causando un gran daño a la productividad de su grupo de trabajo. Por ejemplo, diga: "añadiendo más detalles a esta diapositiva, ¿usted puede hacer más énfasis en su punto?" en lugar de: "la forma en que está redactada esta diapositiva es demasiado confusa".
6. Evite el complejo de superioridad, poniéndose como ejemplo.
La crítica constructiva tiene como objetivo principal, ayudar al otro, no alardear de cualidades que tal vez no tengamos, o aprovechar el momento para ‘demostrar’ una supuesta superioridad intelectual. Un buen método es enunciar lo que estuvo mal, pero luego ponerse uno mismo como ejemplo, en una situación similar en la que se haya cometido un error. Después, comparta la manera en la que solucionó dicho impase. Una relación horizontal con el líder de un equipo resulta bastante motivante cuando éste evita mostrarse como un patrón perfecto.
Por: Cristian David Pineda Reyes
Coordinación de Desarrollo Integral, Gerencia de Talento Humano.
Cómo contribuir a la paz desde la institucionalidad
Campaña Soy capaz Vs. teoría de la ventana
rota
Dar el ejemplo, esa importantísima labor para crear o por
el contrario, destruir. ¿Es usted parte de la solución o pertenece al problema?
Usted tiene voluntad
para:
-Dar ejemplo de sana convivencia.
-Promover la bondad.
-Mantener el bienestar general.
Ó
-Fomentar el caos.
-Sacar ventaja de las vulnerabilidades del sistema.
-Saquear lo público.
En el actual contexto de negociaciones de paz que vive
Colombia, varias marcas del sector privado de larga trayectoria se han unido a
la campaña que busca hacer visible y apoyar esta iniciativa de terminación del
conflicto armado; lejos de unirnos al debate de si el gobierno llegará a feliz
término con dicho propósito, es pertinente formular una pregunta que sí atañe a
cualquier colombiano —especialmente a los servidores públicos—
la cual lleva implícita la mencionada campaña ‘Soy capaz’: ¿Con qué puede
aportar cada uno en su diario vivir para contribuir a un ambiente de paz? Lo que
nos lleva a otra pregunta: ¿Será suficiente enarbolar el color blanco?
En este espacio queremos resaltar el papel de la voluntad
de cada uno los servidores públicos como motor de un resultado macro, en este
caso el de lograr paz con o sin firma de un acuerdo. De la buena o mala gestión
que hagamos desde las instituciones, dependerá si los colombianos de a pie se
sienten respetados o por el contrario vulnerados en sus derechos; semilla del
descontento social y de la guerra. Fenómenos a los que debemos hacer frente a
través de la excelencia con la que desempeñamos nuestra labor.
Vandalismo involuntario
En contraposición a la anterior idea de la voluntad como
motor de avance social, encontramos el vandalismo en una de sus facetas menos
debatidas: Apropiado como cultura, reproduciendo el mal ejemplo que nos dan
otros.
So pena de crítica de parte de los eruditos del civismo,
que jamás le darían la calidad de “cultura” a un acto que va en detrimento de
la construcción de lo público, se plantea en el presente escrito que esta
afrenta contra lo público, es decir, el vandalismo, sí puede constituirse como
una lacra social, aquella que ilustraron magistralmente los asesores de
seguridad urbana James Q. Wilson y George L.
Kelling con su famosa “Teoría de las ventanas rotas“, piedra angular en la construcción de políticas públicas
para importantes ciudades del mundo. El caso destacado fue el de Nueva York
durante la administración del alcalde Rudolph Giuliani. Dicha teoría se resume
en que el comportamiento inadecuado o punible es el resultado de una reacción que
inicia un solo individuo y que tiende a repetirse en otros. Es así como “Consideren un edificio con una ventana rota. Si la
ventana no se repara, los vándalos tenderán a romper unas cuantas ventanas más.
Finalmente, quizás hasta irrumpan en el edificio, y si está abandonado, es
posible que sea ocupado por ellos o que prendan fuegos adentro”.
Otro de los ejemplos que se dan en esta hipótesis tiene
que ver con “una acera. Se acumula algo de basura. Pronto, más basura se va
acumulando. Eventualmente, la gente comienza a dejar bolsas de basura de restaurantes
de comida rápida (…)”.
De esta manera los autores tipifican
cómo funciona la voluntad humana ante el mal ejemplo, cuando alguien crea el
caos, otros tenderán a seguir dicho comportamiento escudados en que si alguien
lo hizo yo también, lo cual nos lleva a otro problema del derecho penal, que no
ahondaremos pero sí enunciaremos en aras de un mejor entendimiento: la
disolución de la responsabilidad en la comisión colectiva de una contravención
o un delito. Cuando un tercero es quien inicia la mala acción, ¿cuán culpable
soy yo cuando creía que seguía un buen ejemplo?
En este orden de ideas, quisiéramos
hacer un especial llamado a los servidores públicos y a cualquier ciudadano
preocupado que llegue a leer este artículo, para que tengan en cuenta que tal vez su voluntad de
obrar bien sea el patrón a seguir para otros que vienen detrás u observan
atentos. Esto va desde el arrojar la basura al cesto, hasta cuidar el erario,
pasando por llegar puntual a una cita.
No cabe duda de que solo esbozaremos un
camino de paz duradera cuando desarrollemos comportamientos y hábitos éticos;
paz general a partir de pacíficos actos individuales.
Por: Cristian David Pineda Reyes
Coordinación de Desarrollo Integral, Gerencia de Talento Humano.
Seis consejos para lograr un balance perfecto
entre vida y trabajo
Cómo contribuir a la paz desde la institucionalidad
Campaña Soy capaz Vs. teoría de la ventana rota
Dar el ejemplo, esa importantísima labor para crear o por
el contrario, destruir. ¿Es usted parte de la solución o pertenece al problema?
Usted tiene voluntad
para:
-Dar ejemplo de sana convivencia.
-Promover la bondad.
-Mantener el bienestar general.
Ó
-Fomentar el caos.
-Sacar ventaja de las vulnerabilidades del sistema.
-Saquear lo público.
En el actual contexto de negociaciones de paz que vive
Colombia, varias marcas del sector privado de larga trayectoria se han unido a
la campaña que busca hacer visible y apoyar esta iniciativa de terminación del
conflicto armado; lejos de unirnos al debate de si el gobierno llegará a feliz
término con dicho propósito, es pertinente formular una pregunta que sí atañe a
cualquier colombiano —especialmente a los servidores públicos—
la cual lleva implícita la mencionada campaña ‘Soy capaz’: ¿Con qué puede
aportar cada uno en su diario vivir para contribuir a un ambiente de paz? Lo que
nos lleva a otra pregunta: ¿Será suficiente enarbolar el color blanco?
En este espacio queremos resaltar el papel de la voluntad
de cada uno los servidores públicos como motor de un resultado macro, en este
caso el de lograr paz con o sin firma de un acuerdo. De la buena o mala gestión
que hagamos desde las instituciones, dependerá si los colombianos de a pie se
sienten respetados o por el contrario vulnerados en sus derechos; semilla del
descontento social y de la guerra. Fenómenos a los que debemos hacer frente a
través de la excelencia con la que desempeñamos nuestra labor.
Vandalismo involuntario
En contraposición a la anterior idea de la voluntad como
motor de avance social, encontramos el vandalismo en una de sus facetas menos
debatidas: Apropiado como cultura, reproduciendo el mal ejemplo que nos dan
otros.
So pena de crítica de parte de los eruditos del civismo,
que jamás le darían la calidad de “cultura” a un acto que va en detrimento de
la construcción de lo público, se plantea en el presente escrito que esta
afrenta contra lo público, es decir, el vandalismo, sí puede constituirse como
una lacra social, aquella que ilustraron magistralmente los asesores de
seguridad urbana James Q. Wilson y George L.
Kelling con su famosa “Teoría de las ventanas rotas“, piedra angular en la construcción de políticas públicas
para importantes ciudades del mundo. El caso destacado fue el de Nueva York
durante la administración del alcalde Rudolph Giuliani. Dicha teoría se resume
en que el comportamiento inadecuado o punible es el resultado de una reacción que
inicia un solo individuo y que tiende a repetirse en otros. Es así como “Consideren un edificio con una ventana rota. Si la
ventana no se repara, los vándalos tenderán a romper unas cuantas ventanas más.
Finalmente, quizás hasta irrumpan en el edificio, y si está abandonado, es
posible que sea ocupado por ellos o que prendan fuegos adentro”.
Otro de los ejemplos que se dan en esta hipótesis tiene
que ver con “una acera. Se acumula algo de basura. Pronto, más basura se va
acumulando. Eventualmente, la gente comienza a dejar bolsas de basura de restaurantes
de comida rápida (…)”.
De esta manera los autores tipifican
cómo funciona la voluntad humana ante el mal ejemplo, cuando alguien crea el
caos, otros tenderán a seguir dicho comportamiento escudados en que si alguien
lo hizo yo también, lo cual nos lleva a otro problema del derecho penal, que no
ahondaremos pero sí enunciaremos en aras de un mejor entendimiento: la
disolución de la responsabilidad en la comisión colectiva de una contravención
o un delito. Cuando un tercero es quien inicia la mala acción, ¿cuán culpable
soy yo cuando creía que seguía un buen ejemplo?
En este orden de ideas, quisiéramos
hacer un especial llamado a los servidores públicos y a cualquier ciudadano
preocupado que llegue a leer este artículo, para que tengan en cuenta que tal vez su voluntad de
obrar bien sea el patrón a seguir para otros que vienen detrás u observan
atentos. Esto va desde el arrojar la basura al cesto, hasta cuidar el erario,
pasando por llegar puntual a una cita.
No cabe duda de que solo esbozaremos un
camino de paz duradera cuando desarrollemos comportamientos y hábitos éticos;
paz general a partir de pacíficos actos individuales.
Por: Cristian David Pineda Reyes
Coordinación de Desarrollo Integral, Gerencia de Talento Humano.
Seis consejos para lograr un balance perfecto
entre vida y trabajo
¡Ah! El esquivo balance entre la vida personal y el trabajo.
Muchos lo ansían, a pesar de todo solo pocos lo consiguen. Estamos a menudo
devanando nuestros sesos, mezclando nuestras labores diarias con pensamientos
esperanzadores (o no), sobre lo poco o mucho que nos hace falta para acabar de
pagar la hipoteca, la especialización o el apartamento. En años recientes,
hemos empezado a admitir que esta estrategia no ha funcionado en la mayoría de
nosotros y a lo mejor seguimos en la búsqueda del balance entre proyectos
personales y trabajo.
Levante la mano el primero en admitir que no siempre ha
tenido el trabajo que desea…Bueno, yo tomo la iniciativa: en el pasado no
siempre he tenido el mejor balance entre trabajo y estilo de vida; trayectos de
más de dos horas para llegar al trabajo, transporte público atestado y sin
contar que madrugar demasiado no es mi fuerte; son algunas de las razones para
que –aunque disfrutaba
mi trabajo– considerara desesperadamente la
posibilidad de dejarlo. El hecho de sentir que la vida se te va en un bus de la
casa al trabajo y viceversa, se iba convirtiendo en una bola de nieve emocional
que empezaba a desmotivar mi desempeño profesional, ¿la solución? Mentalizarme
y luchar por un cambio rotundo en mi estilo de vida; trabajar a gusto y tener
tiempo para mí cada día. No detallaré la gran mejora que experimenté, pero les
aseguro que ha sido un gran salto adelante, un incentivo más para aportarle
cada día a esta entidad que me acogió.
Martin
Bjergegaard, un emprendedor escandinavo experto en procesos de
auto-mejoramiento y la importancia entre trabajo y estilo de vida, ha
desarrollado algunos consejos útiles para alcanzar el equilibrio en el mundo
moderno, lleno de ansias por la riqueza material, sin detenernos a pensar en lo
que nos aporta desde el ámbito personal, el empleo que tenemos. Bjergegaard
dice que no es difícil lograr este balance si aplicamos con juicio estos seis
consejos:
1) Escoja una misión que le motive
No
importa si la labor que hace no se ajusta perfectamente a sus intereses, no se
concentre en el problema sino en la solución; esta consiste en imprimirle su
toque personal a lo que hace, haciendo aquello que no le gusta, de la manera
que sí lo pueda apasionar. Ejemplo: Si su labor asignada es entregar informes
de gestión pero lo que le apasiona es el diseño gráfico, fájese a la hora de
crear las diapositivas que apoyarán su exposición.
Otra
gran ayuda para conseguir motivación es meterse en la cabeza que ser
funcionario público es la forma, en la vida real, de ser un héroe, ya que se
tiene capacidad para ayudar a cientos de personas.
Nunca
lograremos un balance perfecto entre vida y trabajo cuando nos sentimos
frustrados, desmotivados con nuestro empleo, sintiendo que lo que hacemos es
una pérdida de tiempo. Cuando llegamos a casa nos damos cuenta que nos falta
energía por el desgaste de una jornada aburrida. Cuando realmente se disfruta
el trabajo realizamos nuestras labores con entusiasmo.
No olvide: una
de las formas más duraderas de conseguir la felicidad es cuando consideramos
que nuestra labor es realmente útil para otros.
2) Defienda sus intereses personales
A
menudo caemos en la trampa de tratar de complacer a todo el que esté a nuestro
alrededor. Esto es contraproducente ya que termina drenando nuestra energía,
succionada desde múltiples lugares por aquellos que quieren que actuemos como
ellos desearían. No hay cosa más desgastante y nociva que abandonar nuestras
propias actitudes e intereses por complacer a otros. Defender aquello que nos
hace ser nosotros mismos, es una obligación como personas y profesionales.
Por qué: porque lo
único que garantiza nuestro buen desempeño y reconocimiento laboral es poder
aportar nuestro toque personal a lo que hacemos.
3) Optimice su flujo de trabajo
Se
suelen contar la cantidad de horas que pasamos en el sitio de trabajo, creyendo
que mientras más horas pasemos en él, más exitosos seremos. Sin embargo, los
expertos en gerencia han descubierto una tendencia que refuta esta perspectiva
de éxito basada en horas de trabajo. Cuando alcanzamos el estado denominado “FLUIR”,
podemos ser 10 veces más eficientes que cuando estamos distraídamente
rompiéndonos el lomo por más de ocho horas al día.
¿Qué es el estado de Fluir?
Fluir,
según la neurociencia, es el estado en el que estamos completamente inmersos en
una acción, realizada sin pensar en nada más que en aquello que hacemos. El
tiempo y el espacio dejan de existir, esta sensación es mucho más recurrente
cuando realizamos algún deporte o labor manual que disfrutamos. Si nos pasa en
el trabajo, a menudo quedamos con la sensación de haber hecho muchas cosas
fácilmente y en poco tiempo. Las acciones que más disfrutamos son las que nos
llevan a menudo a alcanzar este estado de gracia (cerebro-motriz).
4) Haga un orden del día
Habitualmente
quienes queremos tener claro para nuestras tareas presentes y futuras, solemos
hacer largas listas. Tal inventario de actividades es bueno para liberarnos del
esfuerzo de tener que recordarlo todo, o la zozobra de pasar por alto alguna de
nuestros tareas, pero no es una buena idea ver cada día aquella extensa enumeración.
Lo mejor es hacer una diaria, que tenga tres o cuatro puntos para
desarrollar en el día.
Aún mejor: se puede
tener una agenda donde consignemos todas las tareas de mediano y largo plazo,
las asignadas y aquellas que son ideas propias. Cada lunes se puede consultar
esta gran lista para hacerse una idea de cuáles de esas tareas, se pueden
desarrollar o adelantar en el transcurso de la semana.
5) Emociones negativas y correo institucional, vaya
combinación explosiva
Largos
y emocionales correos electrónico, una pérdida total de tiempo. El correo
institucional es para comunicarse de manera asertiva y dejar prueba escrita de
nuestras gestiones diarias. Si por ejemplo, algún día le envían uno, en
especial el jefe, nunca haga clic en ‘Responder’ para contraatacar. En lugar de
ello llame a la persona e invítela a que, ojalá tomando un café, discutan el
tema en cuestión. El correo es una pésima herramienta para dirimir altercados.
Debido al estrés diario, las personas pueden fallar a la hora de ejercer
autocontrol y de vez en cuando simplemente explotan. Un correo electrónico
ofrece una manera de sacar lo malo, esperando evadir la reacción adversa de la
otra parte, pero sucede todo lo contrario. Racionalizar nuestras emociones es
otro gran punto a desarrollar, sobre todo cuando de ellas depende nuestra
percepción de profesionalismo.
Antes de disparar, recuerda: la comunicación escrita tiene una característica
especial, siempre le otorgamos el tono y la intención emotiva que queramos,
dependiendo del grado de gentileza que tengamos con el remitente.
6) Mantenga su espacio de trabajo cuan limpio como le
resulte cómodo
Y
decimos “cuan limpio como le resulte cómodo”, porque no todo el mundo disfruta
de un ambiente demasiado ordenado. Los más ordenados buscan tener sus
pensamientos claros, mientras que los que prefieren un poco de licencia en el
orden tienden a ser más creativos. Entre gustos no hay disgustos. Lo que sí se
recomienda es deshacernos de todo aquello que nos genere
contaminación visual y estrés innecesario en nuestro puesto de trabajo.
Clave: archive todos los documentos que no necesita y ponga el papel sobrante en el lugar del reciclaje.
Por: Cristian David Pineda Reyes
Coordinación de
Desarrollo Integral, Gerencia de Talento Humano
No
solamente trabajando duro se logra un mejor cargo laboral. También hay reglas
tácitas en la oficina que debemos considerar. Un factor importante que incide
en lograr un ascenso tiene que ver con demostrar que no solo somos los
candidatos correctos para el empleo en el ámbito profesional, sino también en
el campo personal. Aquí compartimos unos cuantos trucos para ganarse el aprecio
de sus compañeros y jefes, y así hacer de su ambiente de trabajo un lugar
agradable y de crecimiento personal.
1. “Quien es acomedido, come de lo que está escondido.”
El
adagio popular de las abuelas tiene gran sentido, especialmente en el escenario
laboral. La mejor manera de ganarse el aprecio de compañeros y jefes es tomar
la iniciativa cuando nadie más quiere hacerlo.
Uno
de estos días, alguien va a tener que hacer un trabajo extra, quedarse hasta
tarde o trabajar en algo que no es muy placentero —enfrentémoslo:
no todas las tareas diarias nos generan pasión o placer, también el sentido del
deber es esa segunda espada con la cual abrirnos camino en la vida cuando
escasea el combustible de la pasión— Si soy
quien alza la mano cuando nadie más quiere hacerlo, mis compañeros me lo
agradecerán y mi jefe comenzará a notar que soy el(la) chico(a) servicial con
quien el equipo puede contar. Ese, damas y caballeros, es un buen comienzo.
2. “Esa no es tarea mía, eso le compete
a…” (?)
Especialmente en la Registraduría, donde estamos en el
proceso de identificar quién hace qué, cómo lo hace y cuántas responsabilidades
tiene, es importante ir más allá y mostrar el carácter propositivo que manejamos
en nuestra vida personal, sorteando problemas e ingeniándonos la manera para
conseguir lo que queremos; en el trabajo debe ser igual: cuando asumimos un
cargo, alguien nos da un número determinado de tareas por las cuales responder,
lo cual no quiere decir que necesariamente debemos vivir enjaulados en la
descripción de las labores que nos han asignado. Siempre hay algo más que
podemos dar de nosotros. Esa no es solo una buena forma para lograr que la
gente nos note, sino un truco para que las largas ocho horas de trabajo pasen
rápido.
Recuerde: si decido hacer más de lo que me han pedido, alguien me
lo va a agradecer y posiblemente en el futuro sea quien lo saque a uno de
aprietos.
3. Échele una mano a sus compañeros
Esta acción es fácil y a la vez muy importante, aunque a
veces nuestros hábitos y flujos de trabajo nos cuadriculan tanto, que vemos
imposible salirnos de nuestras tareas diarias para ayudar a alguien. De vez en
cuando vamos a ver a alguno de nuestros compañeros(as) en dificultades para
cumplir con una tarea. Ofrecer ayuda de una manera desinteresada y entusiasta,
es la mejor forma de ponernos en los zapatos del otro y darnos cuenta de que él
o ella, como nosotros mismos, estamos en la lucha diaria por seguir avanzando.
Recuérdelo: una persona generalmente olvida lo que le decimos, pero
no cómo la hicimos sentir, en este caso, con solidaridad, contribuimos a que se
pueda sentir aliviada y apoyada.
4. Nada de hombros caídos, caras largas
o ceños fruncidos
¿A quién le gusta trabajar con gente que haga mal
ambiente? ¡A nadie! Pasamos gran parte de nuestros días en el trabajo, una
razón más para que velemos por estar a gusto y libres de estrés innecesario.
Por ahí dicen: ríe y el mundo reirá contigo, pero llora y llorarás solo. Las
personas están lo suficientemente ocupadas lidiando con sus propios problemas
como para que uno se convierta en una carga más. Es por eso que la gente se
siente atraída por el chico o la chica de buena actitud, ya que uno se contagia
y es como un bote salvavidas contra la antipatía. Recomendado entonces respirar
profundo y dejar que todos esos malos sentimientos se desvanezcan.
Recuerde: En nadie -excepto en nosotros mismos- recae la
responsabilidad de ser felices y mantener una buena actitud.
5. ¡Desmovilícese!
Ya bastante tenemos con vivir en un país violento, donde
con frecuencia las personas se unen a uno u otro bando. Como decíamos al
principio, aunque haya algunas reglas que hay que seguir en la oficina, tenemos
que hacerle el quite a las más tóxicas. Si hay rivalidades poco constructivas
entre oficinas, directivos o empleados, lo mejor es mantenerse al margen. Si
somos capaces de alejar las intrigas fuera de nuestra vida laboral, estaremos
aportando mucho a hacer del sitio de trabajo nuestro segundo hogar.
6. Tome riesgos calculados
No estamos hablando aquí de nada drástico. Sin embargo,
deberíamos compartir nuestras ideas con quienes toman las decisiones en la
Entidad. Empiece abordando soluciones a pequeños problemas y vaya abonando el
camino para contribuir a mejorar aspectos más grandes. Esto no solo demuestra
que tenemos iniciativa sino que somos creativos.
Importante: iniciativa y creatividad son dos cualidades muy
apetecidas en el mercado laboral.
7. Conocer a todo el mundo
O al menos a tantas personas como sea posible. Siéntese
de vez en cuando con ellos, pregúnteles qué tal ha ido la semana, refiérase a
ellos por el nombre, hágase una idea de cómo son sus vidas (seres queridos,
intereses y pasatiempos). A las personas, como a nosotros, les gusta tener
charlas informales sobre su cotidianidad para romper el hielo y así sentirse
más cómodos compartiendo el mismo espacio.
Clave: todo el mundo tiene una historia que contar y de la cual aprender; en el
camino se consiguen amigos y la amistad es el esqueleto de la vida.
8. Escuchar y poner atención
Podemos obtener una perspectiva bastante amplia y clara
del contexto en el que estamos, si solo cerramos la boca y abrimos bien los
oídos. Al hacerlo podemos identificar debilidades, problemas e incluso oportunidades
por aprovechar. A menudo llamamos sabio(a) a quien toma buenas decisiones en la
vida y en el trabajo, este tipo de personas son quienes entienden que el
conocimiento se obtiene no necesariamente por haber ido a Oxford o Harvard, se
obtiene también de una juiciosa y detallada observación de la gente a nuestro
alrededor.
Recuerde: escuchar no es solo cerrar la boca y perdernos en
nuestros pensamientos mientras otro habla. Escuchar es callar nuestra mente y
dejar que el otro nos nutra con sus palabras.
9. ¡Firmes y dignos! Que venga la
crítica.
Cuando cometemos un error, la forma en la que lidiamos
con ello tiene un enorme efecto en cómo las otras personas nos perciben. Cuando
metamos la pata, aceptémoslo y enfrentemos como adultos el regaño posterior. De
ningún modo debemos responder ofensivamente. Al tomar las críticas de la mejor
manera, no solo demostramos nuestra madurez como profesionales sino que tenemos
la suficiente lucidez mental como para proponer planes de mejora.
Quién será más fuerte, ¿quién cae y vuelve a ponerse de
pie o quién nunca se ha caído? Obtener un ascenso y ser afín todo un equipo de
trabajo puede ser un desafío en algunos lugares. Siempre habrá mil ojos puestos
en aquel ansiado cargo de mejor remuneración. No obstante, el desempate puede
lograrse poniendo en práctica estos trucos.
Cuando usted crece como ser humano, contribuye a la efectividad del Estado
¿Alguna vez se ha preguntado si
lo que está haciendo hoy, es lo que desea hacer en cinco años? Queremos
contribuir a que se proyecte hacia el futuro como un profesional integral y capaz de adaptarse a los constantes cambios del mercado laboral.
La Gerencia del Talento Humano de
la Registraduría Nacional del Estado Civil, a través de la Coordinación de
Desarrollo Integral, se complace en compartir un espacio virtual con sus
colaboradores.
Teniendo en cuenta que cada ser
humano es un fin en sí mismo, buscamos entregarles semana a semana artículos de
interés general que potencien las aptitudes y actitudes de nuestro gran equipo
de trabajo y aporten al mejoramiento del clima organizacional.
Es un deber nuestro administrar
activamente el talento y sacar gran provecho de nuestra gran fuerza de trabajo,
no solo para desempeñar con excelencia la misión y la visión de la
Registraduría Nacional, sino para que usted y cada uno de los más de mil funcionarios
adscritos a nuestra entidad, logren proyectarse hacia el futuro como
profesionales integrales capaces de enfrentar los desafíos que presenta un
mundo cada vez más vertiginoso y cambiante.
Con la premisa ‘mejores seres humanos forman mejores
profesionales’, esta gerencia les ofrecerá en adelante, artículos sobre
diversos temas que abordan problemáticas cotidianas a las que nos enfrentamos
en el escenario laboral.
¡Participe! Contamos con usted.
Queremos que a través de esta encuesta participe en la construcción de este espacio, cuéntenos sobre qué temas quiere saber que considere valiosos para su vida profesional y personal. Por favor, haga clic en la imagen y diligencie esta corta encuesta :
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