Talento Humano

¿Cómo negociar con personas con más poder que tú?

La entrenadora en ventas para la empresa Microsoft, Hollie Miller, compartió siete consejos a tener en cuenta cuando nos sentamos frente quien ostenta el poder y evalúa con recelo nuestra propuesta. Persuadir a alguien con poder llega a ser una experiencia retadora, pero poniendo en práctica las siguientes estrategias estaremos abonando el camino para lograrlo.


El lugar de trabajo puede ser un medio intimidante en el cual desenvolverse, especialmente cuando se tiene la tarea de negociar con personas de mayor poder que tú. Para ser francos, negociar con ellos es una tarea difícil aunque no imposible. Para volverlo cada vez más real, es necesario adoptar un lenguaje y una actitud convincente y sagaz.

      1) Prepara lo que vas a decir

¿Sobreactuarse a la hora de preparar tu estrategia? No hay tal proceso durante una negociación, toda la información que se tenga a disposición es realmente valiosa para lograr lo que se quiere. Identifica los gustos e intereses de la persona con la que estarás negociando y relaciónalos con la idea o producto que intentas vender. El conocimiento amplio del tema te hará ver como una persona confiable y segura, al tiempo que haces sentir bien al otro dejando claro que conoces sus gustos.

      2) Anticípate a lo que la otra persona quiere de ti

Los preparativos de la negociación deben girar en torno a pensar sobre lo que la otra persona quiere. Predecir el argumento de la contraparte te dará la materia prima necesaria para contrarrestarlos y respaldar tu idea, a través de argumentos que den a entender que la idea que promueves traerá beneficios para esta persona. Por ejemplo, si lo que buscas es convencer a tu jefe de que se necesita dinero para realizar una reunión mensual con las personas del equipo, puedes presentar casos de otras empresas en donde esta acción haya mejorado la motivación y productividad de los empleados.

      3) Mantén la calma

Es normal sentir ansiedad y nervios al pensar en una negociación con quien tiene más poder que nosotros. De su decisión dependerá en alguna medida nuestro futuro, sin embargo este hecho no es tan importante como el de reconocer con el corazón que gracias a tu gestión y determinación te has ganado el derecho a conversar con él.

La solución está en ser optimistas e imaginarnos una conversación amena en la que obtengamos  lo que necesitamos. Irradiar esa confianza y convencernos de que todo estará bien, se logra anclando en nuestra mente cuando somos capaces de contarle a los demás aquello que vamos a llevar a cabo y cuán entusiasmados estamos. Haz ejercicios de respiración y enfoca tu mente en el efecto que quieres lograr durante la negociación. Piensa que tu esfuerzo no solo te beneficiará a ti, sino que se convertirá en el ejemplo a seguir para otros.

      4) Piensa positivo y aspira a cosas grandes

Error al pensar que el verdadero desafío  es negociar con otra persona con más poder que nosotros, el éxito estará en  tener el control de nuestra mente para hacer y decir aquellas cosas que son clave para convencer, para ello es clave entender y creer que tú y el caso que expones es de valor para quien te escucha. En esencia, enfocar toda nuestra energía en la consecución de lo que nos proponemos, es reconocer que la idea es valiosa para mí y para la contraparte.

      5) Escucha atentamente

Una señal concreta para darle a entender a tu contraparte que le estás escuchando atentamente es retomar frases completas que ha mencionado durante la negociación. Ten siempre presente que la persona con la que hablas puede estar requiriendo mucho menos de lo que tú predijiste, con una escucha activa puedes moldear tu discurso según lo que vayas evidenciando. Haz las preguntas adecuadas, sobre todo preguntas abiertas en donde la contraparte no solo responda sí, no, o tal vez, sino que se vea obligada a expresarse. Así reunirás aún más información.

      6) No tengas miedo de pedir lo que quieres

Entra a la negociación teniendo clarísimo lo que quieres, sin importar lo que vayas evidenciando en ella. Moldea tus argumentos a la meta que quieres alcanzar, no formes tu meta en relación a los argumentos de la figura de poder. Cuando defiendes una idea clara con asertividad, estás comunicando determinación y seriedad, por el contrario, cuando dejas ver dudas en lo que expones, tu discurso va perdiendo efectividad.

7) Saber hacer la retirada

Si tienes éxito en la negociación, cierra el trato con un apretón de manos y una sonrisa, posteriormente enumera los compromisos a los que han llegado las partes y los plazos para materializarlos.

Por otro lado, recuerda que siempre tienes la opción de retirarte si ves que después de exponer tus mejores argumentos, la negociación no va a ningún lado. Si esto es lo que está pasando y tú sigues insistiendo, solo lograrás proyectar desesperación, restándole seriedad a tu actuar. Cuando expones tus argumentos y das lo mejor de ti, pero tu contraparte aún se muestra contraria a tus intereses, lo mejor es apretarle la mano y retirarte dando las gracias por el tiempo. La insistencia gratuita no suma, por el contrario, resta puntos.

Coordinación de Desarrollo Integral, Gerencia de Talento Humano.

Empatía: primera herramienta del éxito


Quien busca abrirse camino en la vida, ya sea en el ámbito laboral o personal, debe tener en cuenta la calidad de las relaciones que entabla. Cultivar la empatía no es más que la habilidad de ponerse en el lugar de otras personas y así desarrollar relaciones joviales y confiables.

Esta habilidad humana de conectarnos a profundidad con las necesidades y perspectiva de las personas con las que tratamos a diario, está directamente relacionada con el grado de éxito económico y aceptación social que buscamos, pues en muchas ocasiones una decisión que nos beneficia dependerá de lo bien que le caigamos a quien toma dicha decisión.



¿Por qué conectar con otros?

Se puede establecer en gran medida que la felicidad y la sensación de realización humanas se desprenden fundamentalmente de cuán aceptados y útiles nos sintamos, todo esto a nivel social. La forma de censura social  de un grupo hacia el comportamiento de un individuo es la desconexión; hacerlo sentir invisible y por ende prescindible, el efecto psicológico de quien es censurado socialmente es el estrés. Está demostrado científicamente que los individuos discriminados o en estado de aislamiento social viven menos (con alta incidencia de enfermedades neurodegenerativas), que quienes mantiene lazos sociales fuertes. Tal vez de nuestra empatía dependa una vida larga, la nuestra y la de aquellos que nos rodean.



Hacer rentable la empatía

Esta es una herramienta psicológica que nos permite derribar los muros de desconfianza y aprehensión de las personas, lo cual se convierte en el primer obstáculo con el que nos topamos a la hora de iniciar cualquier propósito. Una persona de éxito entiende que siempre está vendiendo, ya sea un producto o una idea, para hacerlo debe influenciar a otros.

Pero, ¿cómo? Haciéndoles entender a través del tono de su voz, las palabras que le dice y los movimientos de su cuerpo que no hay nada por qué temer. Empatía es un elocuente mensaje no verbal de “yo entiendo lo que necesitas y sientes, y aquí estoy para ayudarte”. El poder  ponerse en los zapatos del otro nos da herramientas para identificar las necesidades de otras personas, lo que en el mercado se llama demanda, la persona que identifica esta demanda puede responder con una oferta que la satisfaga. Una mente empática tiene el potencial de ver oportunidades de negocio por todas partes.

Comunicación no verbal: el 90 por ciento de lo que comunicamos a otros es lenguaje no verbal y entra de forma inconsciente a nuestros cerebros, afectando las decisiones que tomamos sobre las personas. Solo el 10 por ciento de la comunicación es lenguaje verbal (hablado o escrito). Con el lenguaje verbal podemos mentir, pero difícilmente lo podemos hacer con nuestros gestos.
Antipatía

Es lo contrario a empatía. Es la postura emocional y físicamente visible de un individuo que, consciente o inconscientemente, se niega a congeniar con otro, es la ruptura de la comunicación y del entendimiento entre humanos.

Infortunadamente, el contexto socioeconómico de desigualdad en el que vivimos es caldo de cultivo para la aparición de una amplia gama de crímenes, situación que nos puede llevar a optar por la antipatía o apatía ante quienes nos rodean, como una forma de protección preventiva por una posible agresión de desconocidos.

Estudios del área de Comunicación e Influencia Social, de la Cornell University de Nueva York, han encontrado una relación directa del grado de empatía/antipatía que surge entre los miembros de un grupo poblacional y la sensación de seguridad/inseguridad general que percibían a través de medios de comunicación y anécdotas de terceros.

¿Cómo hacer entonces para comunicar la confiabilidad que una persona necesita ver en nosotros para que esté abierta a escuchar y entender aquello que queremos decirle? Aquí les compartimos siete técnicas del experto en comunicación humana Reginal Adkins, para lograr una comunicación empática y efectiva.


1) Saludar
Con una sonrisa genuina y un tono de voz acompasado es una excelente señal de que psicológicamente empezamos el día preparados para la interacción social. Mientras que un saludo desdeñoso está enviando el mensaje contrario, una negativa no verbal a establecer un contacto afable con quienes tenemos a nuestro alrededor.

2) Establecer contacto visual con nuestro interlocutor

La unidad mínima de conexión con otras personas se construye mirándolas a los ojos regularmente para reafirmar lo que se dice, transmitirles confianza, al tiempo que se les reconoce su presencia en el espacio y ayuda a que mantengan su atención puesta en lo que estás diciendo. 

Recomendación: La atención dividida que ocasionan los dispositivos móviles nos pueden poner en aprietos a la hora de escuchar al otro. Esto se puede interpretar como una señal de “lo que dices es menos importante que lo que estoy viendo ahora en mi celular”. Es un error si deseas comunicarte empáticamente, ya que la información de tu aparato está disponible para cuando la quieras ver, mientras que lo que otra persona te dice normalmente no se volverá a repetir.

3) Girar el cuerpo hacia tu interlocutor

Apuntar con tu cuerpo hacia la audiencia, sugiere que estás proponiendo un nivel más alto de confianza y atención. Esta postura le indica inconscientemente a las otras personas que no se tiene nada que ocultar, es una manera no verbal de demostrar naturalidad y apertura.

4) La postura habla de tu estado de ánimo

Procura siempre conservar una postura erguida con hombros proyectados hacia atrás y la barbilla en alto. Naturalmente el encogimiento de extremidades y el tratar de ocupar poco volumen en el espacio, es una señal no verbal de sumisión, decaimiento, tristeza o baja motivación. Tener una postura correcta proyecta que estás en óptimas condiciones para interactuar con ellos.

5) Evita el lenguaje que minimice o trivialice el tema del que alguien te habla

 Mucho menos comparar en términos de superioridad tu trabajo con el de otra persona. No importa con cuánta cortesía se diga, el efecto siempre será el mismo, rechazo.

6) Entender al otro más allá de sus palabras

Lo que decimos con nuestras palabras algunas veces tiene que ver poco con nuestras verdaderas emociones (con la comunicación a través del chat la incidencia de este hecho puede ser mayor). Aprender a analizar el comportamiento de las personas puede ser de gran ayuda, anticipándose a su reacción y responder así, de manera asertiva. Por ejemplo, al pedirle un favor a alguien, tal vez te responda con una frase como “ahora me resulta imposible ayudarte, ven después”, lo cual se puede contrarrestar con un “discúlpame, sé qué estás un poco ocupado, ¿te puedo colaborar en algo?”. Quizá por esta demostración de solidaridad la persona resulte atendiéndote antes de lo acordado.

7) Demuestra con tu cuerpo que estás prestando atención

Si deseas que te escuchen, la acción correcta es ser recíproco. La mejor forma de demostrar interés sobre lo que otros nos dicen es asentir con la cabeza, mirar a los ojos e imitar los gestos del rostro de quien nos habla. Por último, hacer preguntas puntuales del tipo “¿qué es lo que quieres decir (...)?” y volver a plantear una frase donde demuestres que te ha quedado claro el punto de tu interlocutor.

Esperamos que puedan poner en práctica estas técnicas con el objetivo de lograr hacer mucho más fluidas, asertivas y rentables las relaciones sociales en todo ámbito de la vida. Lea próximamente ‘Cómo negociar con gente que tiene más poder que tú’.

Coordinación de Desarrollo Integral, Gerencia de Talento Humano.

Siete frases que un jefe JAMÁS debería decir


Para ser el jefe no solo se necesita una corbata y un despacho. En las grandes corporaciones del mundo, esta posición está reservada para aquellas personas con una mente fuerte y un corazón noble con los cuales coordinar a otros y más importante aún, inspirarlos y motivarlos. Ser líder está en la mente y en el corazón, por ende invitamos a todas las personas a que adopten el liderazgo como un código de honor en sus vidas.

Una de las cualidades profesionales más apetecidas en el mercado laboral es el liderazgo, un verdadero líder logra apaciguar sus impulsos y los convierte en actitudes prolíficas a la hora de tomar decisiones de gran impacto para su grupo de trabajo, cuidándose de pronunciar las siguientes frases:

“Yo soy el jefe”

"Al anunciar este hecho, lo invalidas”, dice Darlene Price, presidenta de la agencia de comunicación estratégica y corporativa Well Said  Inc. (Bien Dicho S.A.), y autora del libro ¡Bien dicho! Presentaciones y conversaciones que dan resultados.  “Como exprimera ministra de Reino Unido, Margaret Thatcher alguna vez dijo: ‘el poder es como ser una dama. Si tienes que decirles a las personas que lo eres, entonces no lo eres’”.

El reconocimiento como jefe no es un hecho fáctico, algo que se proclama arbitrariamente aprovechando que nadie lo pondrá en duda con el fin de cuidar su puesto. Cuando se usa el rango para proclamar superioridad sobre otros, como un “aquí las cosas se hacen como yo diga”, o un “ustedes no van al mismo ritmo de trabajo que yo”, se está pisoteando la oportunidad de liderar a un equipo. Son las primeras palabras de un pequeño tirano de oficina que destruye la moral de su equipo y hace que éste lo odie y desprecie soterradamente.

Lo que un verdadero jefe hace es preguntarse: ¿Qué puedo hacer para que mi equipo trabaje más a gusto? ¿Cómo puedo demostrarles que no solo soy quien da las órdenes sino también, alguien que ayuda a que todo salga bien? Recuerde que siempre que se desestime la idea de alguien primero se le debe permitir defender su punto, exponiendo los pro y contra. Por ningún motivo las ideas del jefe deben tener especial ponderación por el simple hecho de que procedan de él, sino por el ingenio de las mismas.

“Arréglelo, no es mi culpa…”

Los verdaderos líderes se responsabilizan de las acciones propias y las de su equipo de trabajo. Ellos no buscan culpables, mejor se preguntan: “¿Cómo podemos solucionarlo?” o “¿cuáles son las medidas que debemos tomar para que no se repita este error?”. Un líder le vende confianza a su equipo, ofreciéndose como un protector que en vez de crucificar a quien falla, lo ayuda a encontrar en el error, aquellas ideas de valor que lo hacen crecer como profesional.

“Lo haré yo mismo”

El liderazgo no es un acto solitario, explica Price. Sin duda es un desacierto, como líder, venderse como un patrón de conducta, dejando la idea latente de que la única labor bien hecha es la que adelanta el jefe. Dice Price que la meta es poner a las personas correctas en los lugares correctos, dándoles espacio para reforzar la confianza en sí mismos y fomentando relaciones de confianza para convertirse en un jefe que asesora en la toma de decisiones, mas no que ordena.

“Sobra decirlo, ya lo sé”

La forma más fácil de eliminar la excesiva confianza de los miembros de un equipo es tener a un jefe que presume de su omnisciencia, de su capacidad para pensar en todo y anticipar cualquier pensamiento. Estos “no-jefes” ven cada intercambio de ideas como la oportunidad para restregarle a la otra persona “su falta de originalidad”, en otras palabras, su deporte favorito es hacer sentir estúpidos a los demás alimentando su ego, que falsamente les hace creer que lo saben todo, mientras que en realidad lo que hacen es robar las ideas de otros, usando su rango para neutralizar a los autores de estas ideas con un: “Sobra decirlo, ya lo sé”.
Un líder nato siempre se tragará su ego y elogiará las ideas de las personas con las que trabaja, incluso cuando él mismo ya se las ha planteado privadamente. Esto hará que los empleados se sientan valiosos e inteligentes y por ende trabajen con mayor entusiasmo.

“El fracaso no es un opción aquí”

El error es diferente del fracaso; fracaso es dejar de intentar por miedo al error, el error es solo un proceso obligado,  el resultado de la corrección de dicho error es el refinamiento de determinada acción y la acción refinada lleva al éxito. Un verdadero líder convierte la anterior frase en un credo dentro de los miembros de su equipo.
Es por eso que Thomas J. Watson, fundador de IBM, dijo que “el camino para tener éxito es duplicar tu tasa de fracaso”. O como dice Arianna Huffington, cofundadora del Huffington Post: “El fracaso no es el opuesto del éxito; es parte del éxito”.

“Así no es como lo hacemos aquí”

Un líder debe ser en esencia un innovador, alguien que valora a los creativos y fomenta un pensamiento crítico y recursivo, que siempre está buscando mejores formas de llevar a cabo una acción.

Steve Jobs una vez dijo que tener un carácter de innovación distingue al líder de un seguidor. Es por esta razón que un guía no se queda con nostalgias del pasado, restringiendo la mejora constante, un verdadero líder valora y premia a aquellos que con su flexibilidad y astucia resuelven problemas de forma ingeniosa.

Incluso si la cabeza del grupo no está de acuerdo con la idea de alguien, puede decir: “Wow, esa es una idea interesante. ¿Cómo funcionaría eso?” o “tu idea es muy interesante. ¿Qué tal si discutimos los puntos a favor y en contra?”

“Aquí se vino fue a trabajar no a charlar”

No faltará el “no-jefe” iracundo que verá las relaciones afables y fluidas entre los miembros de su equipo como una amenaza a la productividad. Nada más falso. Todo en su justa medida, incluso las relaciones interpersonales mezcladas con el trabajo son garantía de éxito. Por orden alfabético, tal cual aparece en el diccionario, asimismo es en la vida laboral: relaciones antes que resultados.

Esto se debe a que generalmente un ambiente laboral de discordia, enemistad y desconfianza, da pie a malos resultados, poca innovación y desmotivación. Cuando esto pasa tenemos a un líder desentendido de la importancia de fomentar un buen intercambio de comunicación  con su equipo. Es claro que los buenos resultados se construyen a través de la interacción con los miembros del equipo, con proveedores, socios estratégicos, entre otros.

“Agradezca que le doy trabajo”

Esta declaración destruye el impulso y asesina la moral. Implica el dejar claro que la persona no está ahí por sus capacidades intelectuales sino por una suerte de piedad, que en cualquier momento se puede acabar. Depende también del empleado entrar en estas lógicas de explotador-explotado, contrarrestándolas con trabajo decidido y proactividad.

Un líder de verdad reconocerá el valor que sus miembros tienen para el equipo, mostrándose agradecido con palabras y acciones que les motiven e impulsen a aprender y mejorar cada día más.

Un líder de verdad usa deliberadamente las palabras como semillas. Siembra sus consejos en las personas para cosechar profesionales comprometidos con la excelencia.


Nota: nuevamente agradecemos a todas las personas que semana a semana nos leen y nos han propuesto temas para mejorar el clima laboral de nuestra entidad. La próxima semana estaremos hablando sobre empatía y buena comunicación en el trabajo. No se lo pierdan.

Fuente: CNN en español online. Consulte aquí la versión original.

Dar consejos laborales sin ganarse el desprecio de sus compañeros

¿Lo miran mal cuando da una opinión?, ¿las personas que trabajan con usted no son muy abiertas?, ¿advierten de no necesitar ayuda alguna?

En algún momento, cualquier trabajador precisa de retroalimentación sobre la labor que adelanta. Esta puede ser parte de la evaluación del desempeño que maneja toda organización o simplemente un ejercicio cotidiano de compañerismo y camaradería. Si tiene confianza con el equipo de trabajo al cual pertenece, tenga en cuenta que la clave está en dar consejos de la mejor manera evitando malos entendidos.

No se necesita hacer una gran encuesta para darse cuenta que uno como empleado, anhela  que las instrucciones o comentarios para mejorar la labor, se comuniquen de forma cortés, motivante y útil para construir cada día mejores habilidades en el lugar de trabajo.

Generar una buena retroalimentación (feedback) y promover el buen consejo,  es una habilidad muy útil en cualquier faceta. Como padres, amigos, cónyuges o encargados de algún grupo de trabajo. Sin más preámbulos, tenga en cuenta estos seis excelentes pasos para mejorar esta habilidad.


1   1. Siempre pregunte si es el momento adecuado.

En ocasiones  hay que buscar el momento adecuado e incluso informarle a la persona a quien se le va a preguntar por el avance de su trabajo, esto le permitirá preparar sus respuestas y reflexionar sobre las acciones que ha realizado. Una inesperada solicitud de cuentas puede sonar más a reclamo y no como la necesidad profesional de enterarse de determinadas labores que adelanta un miembro del equipo. Una simple pregunta como: “¿cuándo estarías preparado(a) para ponerme al tanto del proyecto?”, podría ser un muy buen comienzo.

2. Escuchar primero, preguntar después.

Cuando se entabla una conversación, primero se recomienda agradecer por atender al llamado, luego se le solicita al encargado de la tarea que comparta su punto de vista sobre cómo va el proceso. Preguntar sobre los obstáculos presentados permite que la otra persona se sienta escuchada y el encuentro no se anticipe a una confrontación. De esta manera el líder o directivo que escucha, irá tomando nota de cada uno de los puntos desarrollados, antes de expresar sus preocupaciones.

3. Cause un efecto alentador.

Una retroalimentación efectiva ayudará a aumentar la moral y determinación de los miembros de un equipo, pero a menudo, directivos y empleados temen dar y recibir consejos, puesto que todo el proceso puede llegar a ser bastante tenso. Es de extrema importancia, primero, resaltar los aciertos y demostrar gratitud por la labor que adelanta la persona encargada de la tarea en cuestión.

4. El ‘regaño’ y la estrategia del sándwich.

Culturalmente tomamos cualquier comentario crítico sobre nuestra labor como un regaño, por ende, está la importancia de tener mucho tacto al sugerir correcciones en el desarrollo de una tarea. Un truco que no falla es hacer un sándwich con la sugerencia crítica en medio de dos elogios, es decir, empezar elogiando la labor, criticar después y finalmente resaltar otro aspecto positivo.

5. Ir al punto, no a la persona.

En algún punto se le tendrá que indicar al miembro del equipo en qué ha fallado, puede tratarse de algún error relacionado con el trabajo o el incumplimiento de plazos. Pero de ningún modo, el tema puede ser sobre la persona. Para señalar las cosas por mejorar sin que se hiera a la persona se sugiere:
• Tener a mano aquello que salió mal, para no solo mencionarlo sino mostrárselo a la persona. En el caso de quién recibe la crítica, esta persona debe mostrarse interesada y asentir con la cabeza mientras mira y escucha a quien hace las correcciones. Esto con el objetivo de establecer una relación de empatía.
• Haga una pausa para dar espacio a la explicación que debe dar el miembro del equipo sobre lo que pasó.
• Por ningún motivo se refiera con imponencia a lo que debe cambiarse, evite los imperativos cortantes como “cambie esto” ó “necesito que se replantee esta parte”.
• Enfóquese en la acción a mejorar, no en el error de la persona, lo cual resulta desmotivante y a la larga, termina causando un gran daño a la productividad de su grupo de trabajo. Por ejemplo, diga: "añadiendo más detalles a esta diapositiva, ¿usted puede hacer más énfasis en su punto?" en lugar de: "la forma en que está redactada esta diapositiva es demasiado confusa".

6. Evite el complejo de superioridad, poniéndose como ejemplo.

La crítica constructiva tiene como objetivo principal, ayudar al otro, no alardear de cualidades  que tal vez no tengamos, o aprovechar el momento para ‘demostrar’ una supuesta superioridad intelectual.  Un buen método es enunciar lo que estuvo mal, pero luego ponerse uno mismo como ejemplo, en una situación similar en la que se haya cometido un error. Después, comparta la manera en la que solucionó dicho impase. Una relación horizontal con el líder de un equipo resulta bastante motivante cuando éste evita mostrarse como un patrón perfecto.

Por: Cristian David Pineda Reyes
Coordinación de Desarrollo Integral, Gerencia de Talento Humano.


Cómo contribuir a la paz desde la institucionalidad

Campaña Soy capaz Vs. teoría de la ventana rota


Dar el ejemplo, esa importantísima labor para crear o por el contrario, destruir. ¿Es usted parte de la solución o pertenece al problema?

Usted tiene voluntad para:

-Dar ejemplo de sana convivencia.                                                       
-Promover la bondad.
-Mantener el bienestar general.

Ó

-Fomentar el caos.
-Sacar ventaja de las vulnerabilidades del sistema.
-Saquear lo público.
En el actual contexto de negociaciones de paz que vive Colombia, varias marcas del sector privado de larga trayectoria se han unido a la campaña que busca hacer visible y apoyar esta iniciativa de terminación del conflicto armado; lejos de unirnos al debate de si el gobierno llegará a feliz término con dicho propósito, es pertinente formular una pregunta que sí atañe a cualquier colombiano especialmente a los servidores públicos  la cual lleva implícita la mencionada campaña ‘Soy capaz’: ¿Con qué puede aportar cada uno en su diario vivir para contribuir a un ambiente de paz? Lo que nos lleva a otra pregunta: ¿Será suficiente enarbolar el color blanco?
En este espacio queremos resaltar el papel de la voluntad de cada uno los servidores públicos como motor de un resultado macro, en este caso el de lograr paz con o sin firma de un acuerdo. De la buena o mala gestión que hagamos desde las instituciones, dependerá si los colombianos de a pie se sienten respetados o por el contrario vulnerados en sus derechos; semilla del descontento social y de la guerra. Fenómenos a los que debemos hacer frente a través de la excelencia con la que desempeñamos nuestra labor.
Vandalismo involuntario

En contraposición a la anterior idea de la voluntad como motor de avance social, encontramos el vandalismo en una de sus facetas menos debatidas: Apropiado como cultura, reproduciendo el mal ejemplo que nos dan otros.

So pena de crítica de parte de los eruditos del civismo, que jamás le darían la calidad de “cultura” a un acto que va en detrimento de la construcción de lo público, se plantea en el presente escrito que esta afrenta contra lo público, es decir, el vandalismo, sí puede constituirse como una lacra social, aquella que ilustraron magistralmente los asesores de seguridad urbana James Q. Wilson y George L. Kelling con su famosa “Teoría de las ventanas rotas, piedra angular en la construcción de políticas públicas para importantes ciudades del mundo. El caso destacado fue el de Nueva York durante la administración del alcalde Rudolph Giuliani. Dicha teoría se resume en que el comportamiento inadecuado o punible es el resultado de una reacción que inicia un solo individuo y que tiende a repetirse en otros. Es así como “Consideren un edificio con una ventana rota. Si la ventana no se repara, los vándalos tenderán a romper unas cuantas ventanas más. Finalmente, quizás hasta irrumpan en el edificio, y si está abandonado, es posible que sea ocupado por ellos o que prendan fuegos adentro”.

Otro de los ejemplos que se dan en esta hipótesis tiene que ver con “una acera. Se acumula algo de basura. Pronto, más basura se va acumulando. Eventualmente, la gente comienza a dejar bolsas de basura de restaurantes de comida rápida (…)”.

De esta manera los autores tipifican cómo funciona la voluntad humana ante el mal ejemplo, cuando alguien crea el caos, otros tenderán a seguir dicho comportamiento escudados en que si alguien lo hizo yo también, lo cual nos lleva a otro problema del derecho penal, que no ahondaremos pero sí enunciaremos en aras de un mejor entendimiento: la disolución de la responsabilidad en la comisión colectiva de una contravención o un delito. Cuando un tercero es quien inicia la mala acción, ¿cuán culpable soy yo cuando creía que seguía un buen ejemplo?

En este orden de ideas, quisiéramos hacer un especial llamado a los servidores públicos y a cualquier ciudadano preocupado que llegue a leer este artículo, para que  tengan en cuenta que tal vez su voluntad de obrar bien sea el patrón a seguir para otros que vienen detrás u observan atentos. Esto va desde el arrojar la basura al cesto, hasta cuidar el erario, pasando por llegar puntual a una cita.

No cabe duda de que solo esbozaremos un camino de paz duradera cuando desarrollemos comportamientos y hábitos éticos; paz general a partir de pacíficos actos individuales.


Por: Cristian David Pineda Reyes

Coordinación de Desarrollo Integral, Gerencia de Talento Humano.

Seis consejos para lograr un balance perfecto entre vida y trabajo

¡Ah! El esquivo balance entre la vida personal y el trabajo. Muchos lo ansían, a pesar de todo solo pocos lo consiguen. Estamos a menudo devanando nuestros sesos, mezclando nuestras labores diarias con pensamientos esperanzadores (o no), sobre lo poco o mucho que nos hace falta para acabar de pagar la hipoteca, la especialización o el apartamento. En años recientes, hemos empezado a admitir que esta estrategia no ha funcionado en la mayoría de nosotros y a lo mejor seguimos en la búsqueda del balance entre proyectos personales y trabajo.



Levante la mano el primero en admitir que no siempre ha tenido el trabajo que desea…Bueno, yo tomo la iniciativa: en el pasado no siempre he tenido el mejor balance entre trabajo y estilo de vida; trayectos de más de dos horas para llegar al trabajo, transporte público atestado y sin contar que madrugar demasiado no es mi fuerte; son algunas de las razones para que aunque disfrutaba mi trabajo  considerara desesperadamente la posibilidad de dejarlo. El hecho de sentir que la vida se te va en un bus de la casa al trabajo y viceversa, se iba convirtiendo en una bola de nieve emocional que empezaba a desmotivar mi desempeño profesional, ¿la solución? Mentalizarme y luchar por un cambio rotundo en mi estilo de vida; trabajar a gusto y tener tiempo para mí cada día. No detallaré la gran mejora que experimenté, pero les aseguro que ha sido un gran salto adelante, un incentivo más para aportarle cada día a esta entidad que me acogió.

Martin Bjergegaard, un emprendedor escandinavo experto en procesos de auto-mejoramiento y la importancia entre trabajo y estilo de vida, ha desarrollado algunos consejos útiles para alcanzar el equilibrio en el mundo moderno, lleno de ansias por la riqueza material, sin detenernos a pensar en lo que nos aporta desde el ámbito personal, el empleo que tenemos. Bjergegaard dice que no es difícil lograr este balance si aplicamos con juicio estos seis consejos:

1) Escoja una misión que le motive

No importa si la labor que hace no se ajusta perfectamente a sus intereses, no se concentre en el problema sino en la solución; esta consiste en imprimirle su toque personal a lo que hace, haciendo aquello que no le gusta, de la manera que sí lo pueda apasionar. Ejemplo: Si su labor asignada es entregar informes de gestión pero lo que le apasiona es el diseño gráfico, fájese a la hora de crear las diapositivas que apoyarán su exposición.

Otra gran ayuda para conseguir motivación  es meterse en la cabeza que ser funcionario público es la forma, en la vida real, de ser un héroe, ya que se tiene capacidad para ayudar a  cientos de personas.

Nunca lograremos un balance perfecto entre vida y trabajo cuando nos sentimos frustrados, desmotivados con nuestro empleo, sintiendo que lo que hacemos es una pérdida de tiempo. Cuando llegamos a casa nos damos cuenta que nos falta energía por el desgaste de una jornada aburrida. Cuando realmente se disfruta el trabajo realizamos nuestras labores con entusiasmo.

No olvide: una de las formas más duraderas de conseguir la felicidad es cuando consideramos que nuestra labor es realmente útil para otros.

2) Defienda sus intereses personales

A menudo caemos en la trampa de tratar de complacer a todo el que esté a nuestro alrededor. Esto es contraproducente ya que termina drenando nuestra energía, succionada desde múltiples lugares por aquellos que quieren que actuemos como ellos desearían. No hay cosa más desgastante y nociva que abandonar nuestras propias actitudes e intereses por complacer a otros. Defender aquello que nos hace ser nosotros mismos, es una obligación como personas y profesionales.

Por qué: porque lo único que garantiza nuestro buen desempeño y reconocimiento laboral es poder aportar nuestro toque personal a lo que hacemos.

3) Optimice su flujo de trabajo

Se suelen contar la cantidad de horas que pasamos en el sitio de trabajo, creyendo que mientras más horas pasemos en él, más exitosos seremos. Sin embargo, los expertos en gerencia han descubierto una tendencia que refuta esta perspectiva de éxito basada en horas de trabajo. Cuando alcanzamos el estado denominado “FLUIR”, podemos ser 10 veces más eficientes que cuando estamos distraídamente rompiéndonos el lomo por más de ocho horas al día.

¿Qué es el estado de Fluir?

Fluir, según la neurociencia, es el estado en el que estamos completamente inmersos en una acción, realizada sin pensar en nada más que en aquello que hacemos. El tiempo y el espacio dejan de existir, esta sensación es mucho más recurrente cuando realizamos algún deporte o labor manual que disfrutamos. Si nos pasa en el trabajo, a menudo quedamos con la sensación de haber hecho muchas cosas fácilmente y en poco tiempo. Las acciones que más disfrutamos son las que nos llevan a menudo a alcanzar este estado de gracia (cerebro-motriz).

4) Haga un orden del día

Habitualmente quienes queremos tener claro para nuestras tareas presentes y futuras, solemos hacer largas listas. Tal inventario de actividades es bueno para liberarnos del esfuerzo de tener que recordarlo todo, o la zozobra de pasar por alto alguna de nuestros tareas, pero no es una buena idea ver cada día aquella extensa enumeración. Lo mejor es  hacer una diaria, que tenga tres o cuatro puntos para desarrollar en el día.

Aún mejor: se puede tener una agenda donde consignemos todas las tareas de mediano y largo plazo, las asignadas y aquellas que son ideas propias. Cada lunes se puede consultar esta gran lista para hacerse una idea de cuáles de esas tareas, se pueden desarrollar o adelantar en el transcurso de la semana.

5) Emociones negativas y correo institucional, vaya combinación explosiva

Largos y emocionales correos electrónico, una pérdida total de tiempo. El correo institucional es para comunicarse de manera asertiva y dejar prueba escrita de nuestras gestiones diarias. Si por ejemplo, algún día le envían uno, en especial el jefe, nunca haga clic en ‘Responder’ para contraatacar. En lugar de ello llame a la persona e invítela a que, ojalá tomando un café, discutan el tema en cuestión. El correo es una pésima herramienta para dirimir altercados. Debido al estrés diario, las personas pueden fallar a la hora de ejercer autocontrol y de vez en cuando simplemente explotan. Un correo electrónico ofrece una manera de sacar lo malo, esperando evadir la reacción adversa de la otra parte, pero sucede todo lo contrario. Racionalizar nuestras emociones es otro gran punto a desarrollar, sobre todo cuando de ellas depende nuestra percepción de profesionalismo.

Antes de disparar, recuerda: la comunicación escrita tiene una característica especial, siempre le otorgamos el tono y la intención emotiva que queramos, dependiendo del grado de gentileza que tengamos con el remitente.

6) Mantenga su espacio de trabajo cuan limpio como le resulte cómodo

Y decimos “cuan limpio como le resulte cómodo”, porque no todo el mundo disfruta de un ambiente demasiado ordenado. Los más ordenados buscan tener sus pensamientos claros, mientras que los que prefieren un poco de licencia en el orden tienden a ser más creativos. Entre gustos no hay disgustos. Lo que sí se recomienda es deshacernos de todo  aquello  que nos genere contaminación visual y estrés innecesario en nuestro puesto de trabajo.

Clave: archive todos los documentos que no necesita y ponga el papel sobrante en el lugar del reciclaje.

Por: Cristian David Pineda Reyes

Coordinación de Desarrollo Integral, Gerencia de Talento Humano


Cómo ser apreciado en el trabajo y lograr un ascenso rápidamente

No solamente trabajando duro se logra un mejor cargo laboral. También hay reglas tácitas en la oficina que debemos considerar. Un factor importante que incide en lograr un ascenso tiene que ver con demostrar que no solo somos los candidatos correctos para el empleo en el ámbito profesional, sino también en el campo personal. Aquí compartimos unos cuantos trucos para ganarse el aprecio de sus compañeros y jefes, y así hacer de su ambiente de trabajo un lugar agradable y de crecimiento personal.

1. “Quien es acomedido, come de lo que está escondido.”


El adagio popular de las abuelas tiene gran sentido, especialmente en el escenario laboral. La mejor manera de ganarse el aprecio de compañeros y jefes es tomar la iniciativa cuando nadie más quiere hacerlo.

Uno de estos días, alguien va a tener que hacer un trabajo extra, quedarse hasta tarde o trabajar en algo que no es muy placentero enfrentémoslo: no todas las tareas diarias nos generan pasión o placer, también el sentido del deber es esa segunda espada con la cual abrirnos camino en la vida cuando escasea el combustible de la pasión— Si soy quien alza la mano cuando nadie más quiere hacerlo, mis compañeros me lo agradecerán y mi jefe comenzará a notar que soy el(la) chico(a) servicial con quien el equipo puede contar. Ese, damas y caballeros, es un buen comienzo.

2. “Esa no es tarea mía, eso le compete a…” (?)

Especialmente en la Registraduría, donde estamos en el proceso de identificar quién hace qué, cómo lo hace y cuántas responsabilidades tiene, es importante ir más allá y mostrar el carácter propositivo que manejamos en nuestra vida personal, sorteando problemas e ingeniándonos la manera para conseguir lo que queremos; en el trabajo debe ser igual: cuando asumimos un cargo, alguien nos da un número determinado de tareas por las cuales responder, lo cual no quiere decir que necesariamente debemos vivir enjaulados en la descripción de las labores que nos han asignado. Siempre hay algo más que podemos dar de nosotros. Esa no es solo una buena forma para lograr que la gente nos note, sino un truco para que las largas ocho horas de trabajo pasen rápido.

Recuerde: si decido hacer más de lo que me han pedido, alguien me lo va a agradecer y posiblemente en el futuro sea quien lo saque a uno de aprietos.

3. Échele una mano a sus compañeros

Esta acción es fácil y a la vez muy importante, aunque a veces nuestros hábitos y flujos de trabajo nos cuadriculan tanto, que vemos imposible salirnos de nuestras tareas diarias para ayudar a alguien. De vez en cuando vamos a ver a alguno de nuestros compañeros(as) en dificultades para cumplir con una tarea. Ofrecer ayuda de una manera desinteresada y entusiasta, es la mejor forma de ponernos en los zapatos del otro y darnos cuenta de que él o ella, como nosotros mismos, estamos en la lucha diaria por seguir avanzando.

Recuérdelo: una persona generalmente olvida lo que le decimos, pero no cómo la hicimos sentir, en este caso, con solidaridad, contribuimos a que se pueda sentir aliviada y apoyada.

4. Nada de hombros caídos, caras largas o ceños fruncidos

¿A quién le gusta trabajar con gente que haga mal ambiente? ¡A nadie! Pasamos gran parte de nuestros días en el trabajo, una razón más para que velemos por estar a gusto y libres de estrés innecesario. Por ahí dicen: ríe y el mundo reirá contigo, pero llora y llorarás solo. Las personas están lo suficientemente ocupadas lidiando con sus propios problemas como para que uno se convierta en una carga más. Es por eso que la gente se siente atraída por el chico o la chica de buena actitud, ya que uno se contagia y es como un bote salvavidas contra la antipatía. Recomendado entonces respirar profundo y dejar que todos esos malos sentimientos se desvanezcan.

Recuerde: En nadie -excepto en nosotros mismos- recae la responsabilidad de ser felices y mantener una buena actitud.

5. ¡Desmovilícese!


Ya bastante tenemos con vivir en un país violento, donde con frecuencia las personas se unen a uno u otro bando. Como decíamos al principio, aunque haya algunas reglas que hay que seguir en la oficina, tenemos que hacerle el quite a las más tóxicas. Si hay rivalidades poco constructivas entre oficinas, directivos o empleados, lo mejor es mantenerse al margen. Si somos capaces de alejar las intrigas fuera de nuestra vida laboral, estaremos aportando mucho a hacer del sitio de trabajo nuestro segundo hogar.

6. Tome riesgos calculados

No estamos hablando aquí de nada drástico. Sin embargo, deberíamos compartir nuestras ideas con quienes toman las decisiones en la Entidad. Empiece abordando soluciones a pequeños problemas y vaya abonando el camino para contribuir a mejorar aspectos más grandes. Esto no solo demuestra que tenemos iniciativa sino que somos creativos.

Importante: iniciativa y creatividad son dos cualidades muy apetecidas en el mercado laboral.

7. Conocer a todo el mundo

O al menos a tantas personas como sea posible. Siéntese de vez en cuando con ellos, pregúnteles qué tal ha ido la semana, refiérase a ellos por el nombre, hágase una idea de cómo son sus vidas (seres queridos, intereses y pasatiempos). A las personas, como a nosotros, les gusta tener charlas informales sobre su cotidianidad para romper el hielo y así sentirse más cómodos compartiendo el mismo espacio.

Clave: todo el mundo tiene una historia que contar y de la cual aprender; en el camino se consiguen amigos y la amistad es el esqueleto de la vida.

8. Escuchar y poner atención

Podemos obtener una perspectiva bastante amplia y clara del contexto en el que estamos, si solo cerramos la boca y abrimos bien los oídos. Al hacerlo podemos identificar debilidades, problemas e incluso oportunidades por aprovechar. A menudo llamamos sabio(a) a quien toma buenas decisiones en la vida y en el trabajo, este tipo de personas son quienes entienden que el conocimiento se obtiene no necesariamente por haber ido a Oxford o Harvard, se obtiene también de una juiciosa y detallada observación de la gente a nuestro alrededor.

Recuerde: escuchar no es solo cerrar la boca y perdernos en nuestros pensamientos mientras otro habla. Escuchar es callar nuestra mente y dejar que el otro nos nutra con sus palabras.

9. ¡Firmes y dignos! Que venga la crítica.

Cuando cometemos un error, la forma en la que lidiamos con ello tiene un enorme efecto en cómo las otras personas nos perciben. Cuando metamos la pata, aceptémoslo y enfrentemos como adultos el regaño posterior. De ningún modo debemos responder ofensivamente. Al tomar las críticas de la mejor manera, no solo demostramos nuestra madurez como profesionales sino que tenemos la suficiente lucidez mental como para proponer planes de mejora.

Quién será más fuerte, ¿quién cae y vuelve a ponerse de pie o quién nunca se ha caído? Obtener un ascenso y ser afín todo un equipo de trabajo puede ser un desafío en algunos lugares. Siempre habrá mil ojos puestos en aquel ansiado cargo de mejor remuneración. No obstante, el desempate puede lograrse poniendo en práctica estos trucos.

Cuando usted crece como ser humano, contribuye a la efectividad del Estado

¿Alguna vez se ha preguntado si lo que está haciendo hoy, es lo que desea hacer en cinco años? Queremos contribuir a que se proyecte hacia el futuro como un profesional integral y capaz de adaptarse a los constantes cambios del mercado laboral.

La Gerencia del Talento Humano de la Registraduría Nacional del Estado Civil, a través de la Coordinación de Desarrollo Integral, se complace en compartir un espacio virtual con sus colaboradores.
Teniendo en cuenta que cada ser humano es un fin en sí mismo, buscamos entregarles semana a semana artículos de interés general que potencien las aptitudes y actitudes de nuestro gran equipo de trabajo y aporten al mejoramiento del clima organizacional.



Es un deber nuestro administrar activamente el talento y sacar gran provecho de nuestra gran fuerza de trabajo, no solo para desempeñar con excelencia la misión y la visión de la Registraduría Nacional, sino para que usted y cada uno de los más de mil funcionarios adscritos a nuestra entidad, logren proyectarse hacia el futuro como profesionales integrales capaces de enfrentar los desafíos que presenta un mundo cada vez más vertiginoso y cambiante.

Con la premisa ‘mejores seres humanos forman mejores profesionales’, esta gerencia les ofrecerá en adelante, artículos sobre diversos temas que abordan problemáticas cotidianas a las que nos enfrentamos en el escenario laboral.

¡Participe! Contamos con usted.

Queremos que a través de esta encuesta participe en la construcción de este espacio, cuéntenos sobre qué temas quiere saber que considere valiosos para su vida profesional y personal. Por favor, haga clic en la imagen y diligencie esta corta encuesta :


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