jueves, 3 de diciembre de 2009

La encrucijada del voto electrónico

Diciembre 1 de 2009 Tomado de Votebien.com
http://www.terra.com.co/elecciones_2010/articulo/html/vbn232-la-encrucijada-del-voto-electronico.htm

La democracia cuesta. El presupuesto aprobado para las elecciones del Congreso y la Presidencia de 2010 asciende a $233.772 millones de pesos. Esta cifra, convierte a Colombia en el país más barato de América Latina para celebrar unas elecciones. Sin embargo, lo barato le está saliendo muy caro al país en cuanto a sus garantías y fiabilidad democrática.
En todo el proceso de las elecciones en Colombia intervienen más de medio millón de personas, según la estimación de Alfonso Portela, director de Gestión electoral de la Registraduría Nacional.La participación de tantas persona hace que sean múltiples los espacios al error humano o al  fraude mal intencionado: escrutinio de mesas; diligencia de los formularios con el resultado de la votación; recolección de documentos electorales; depósito de votos en las arcas triclave; entrega de los formularios a las comisiones escrutadoras. Una larga cadena en la que también se debe tener en cuenta transporte, seguridad, personal, y la logística para sortear situaciones de orden público.

Las denuncias de los tribunales encargados de juzgar los temas electorales, resaltan que el día de las votaciones se repiten errores, irregularidades y una serie de hechos que perjudica una buena organización.

El Consejo de Estado decretó en 2002 y 2006 la nulidad en las elecciones de Congreso. Eso significó que en 2006, se eliminaran más de 30.000 votos de 600 mesas. “Hubo fraude electoral e inconsistencias en el diligenciamiento de los formularios electorales en las elecciones para Senado de la República de 2006", reza la demanda que instauró el entonces Procurador Edgardo Maya. Los senadores Manuel Enrique Rosero del partido de la U, y Samuel Arrieta de Convergencia Ciudadana, se vieron perjudicados por los votos invalidados y perdieron su curul.

En las mismas elecciones hubo 1,212,004 votos nulos. Esto equivale al total del censo electoral de Bolívar y Atlántico. Los votos nulos son declarados así cuando el jurado de mesa se declara incapaz de interpretar el voto.

Para revertir esta situación, evitar la suplantación, la manipulación de resultados e incluso que los muertos aparezcan y voten, la Registraduría mantiene un pulso con el Ministerio de Hacienda para instaurar el voto electrónico. En 2007, el Ministerio de Hacienda asignó únicamente 392 millones para planes piloto de voto electrónico en Bogotá, San Andrés y Pereira.

A comienzos de 2008, la Registraduría estructuró el proyecto denominado ‘Implementación de nuevas tecnologías al proceso electoral colombiano’, pero el proyecto no tuvo viabilidad presupuestal. Este año solicitaron 150.000 millones para implementar el voto electrónico en las elecciones de 2010 pero obtuvieron nuevamente una negativa.

Experiencias tecnológicas exitosas

El voto electrónico es un caballo de batalla que pese a estar consagrado en la legislación colombiana -Ley estatutaria 892 de 2004- no existe la intención política de invertir en su aplicación. El monto que fue desaprobado, se habría destinado para alquilar el sistema de plena identidad de electores a partir de la huella dactilar; implementar en todos los municipios zonificados el escrutinio automático de mesa el día de la elección; y la instalación de puntos de simulación de voto en las 32 capitales del país para desarrollar ejercicios de pedagogía electoral e información al votante, explican en la Registraduría.

A lo largo del 2009, la Registraduría implementó en las elecciones atípicas de alcaldes y gobernadores distintas fases de implementación de recursos tecnológicos. Los resultados probados en 18 municipios donde han tenido 924.731 votantes fueron positivos. “El uso de la tecnología evita la suplantación de electores, desorden en el puesto de votación o el uso de cédulas de ciudadanía falsas”, explica Portela.

El 22 de febrero de 2009, en la elección de alcalde de Belén de los Andaquíes, en Caquetá, se usaron por primera vez los dispositivos para determinar la plena identidad de los votantes. El 15 de marzo, en la elección de Alcalde de Ragonvalia, Norte de Santander, se incluyó además la instalación de puntos de individualización y control de acceso al puesto de votación. Por último en Charalá, el 26 de abril, se realizó una primera prueba de escrutinio electrónico. Las herramientas de identificación biométrica de los sufragantes fueron utilizadas este año con éxito en las elecciones de alcaldes de Jamundí, Valle; Magangué, Bolívar; Valledupar, Cesar y Yumbo, Valle, entre otros, así como en la elección de Gobernador de Arauca.

Miedo al gran golpe

Colombia ha vivido múltiples formas de fraude electoral. Con esos antecedentes hay mucho miedo a que se cometa fraude a gran escala por medio de  dispositivos electrónicos con consecuencias muy graves. Sin embargo, sus defensores se resguardan en los antecedentes. “Es el mismo elector quien se convierte en el auditor de las elecciones por medio del voto electrónico y el resguardo que le da la máquina”, explica Alejandro Salas, representante de Thomas Instrument y quien participó en el plan piloto de implementación del voto electrónico en Bogotá el pasado 27 de septiembre.

“Lo que más desconfianza puede generar es el momento de estar conectados en Internet, esto sólo sucede durante 45 segundos”, comenta Salas. Durante ese periodo la máquina envía un complejo código de identificación, y es un proceso que lo realizan cerca de 30.000 máquinas al mismo tiempo. “La seguridad durante el proceso de transmisión de datos es mucho mayor que el de una transacción bancaria”, puntualiza Salas.

La confiabilidad del voto electrónico fue puesta en entredicho en Venezuela en 2004, cuando los venezolanos salieron a votar el referendo para decidir la permanencia de Hugo Chávez en la presidencia. A pesar del ruido que hubo por parte de la oposición sobre el posible amaño en estas elecciones, las conclusiones de las diferentes misiones electorales son contundentes y coinciden en que no hubo fraude, en gran medida gracias al voto electrónico. El Centro Carter hizo hincapié en que una circunstancia muy favorable “fue que las máquinas instaladas expedían una papeleta de comprobación que la persona debía mirar y depositar en una urna por lo que la alteración de las papeletas era casi imposible”, según reza el informe final. Cesar Gaviria, como secretario general de la OEA, aseguró en esa oportunidad: “Este sistema está diseñado de una manera que no es posible manipular el resultado final”.

Alfonso Portela, asegura que Colombia aprendió a convivir con el fraude. El tiempo que se está perdiendo en la instauración del voto electrónico es una oportunidad más que los tramposos utilizan para alterar los resultados electorales, tal y como ha ocurrido en el pasado.

Votebien 

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